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17.2.10

Pro Bono Laboral UPR invita...

Foro: Las personas con impedimentos en el mundo laboral

El Programa de Pro Bono de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico fue fundado hace tres años, con el propósito de brindarle a los y las estudiantes de dicha institución la oportunidad de adquirir experiencia práctica desde el primer año de estudio e inculcar en ellos y ellas la importancia del trabajo pro bono. El mismo comenzó a ofrecer orientación gratuita en torno al Derecho Laboral en septiembre de 2008. Los y las estudiantes se encargan de estudiar las leyes y casos que aplican a las situaciones que diversas comunidades de trabajadores y trabajadoras enfrentan, para proveerles charlas y material informativo, y contestar sus dudas. El grupo lleva presentaciones sobre la legislación que protege a los y las trabajadoras a organizaciones y personas que no cuentan con los recursos económicos para obtener representación legal. Enfocados en las necesidades específicas de cada comunidad, los y las estudiantes han elaborado y distribuido materiales sobre diversas normas locales y federales.


Con el propósito de seguir expandiendo nuestros ofrecimientos, este año el grupo ha organizando un foro con el propósito de educar a la comunidad en general sobre los derechos de las personas con impedimentos físicos, mentales y sensoriales a la hora de solicitar empleo y en su empleo actual. Contaremos con la participación del Lcdo. Jaime Sanabria, cuya práctica legal se enfoca en casos de discrimen por impedimentos y acomodo razonable en el empleo. También participará la Sra. Zaida Thillet del Programa de Adiestramiento y Capacitación en el Empleo (ACE) de la organización sin fines de lucro YAI Puerto Rico.


La actividad se llevará a cabo el 19 de Febrero de 2010, a las 6:00 p.m., en el Anfiteatro del Centro para Puerto Rico, localizado la Urb. Santa Rita, Calle González #1012, Rio Piedras. El mismo cuenta con rampas, elevadores y facilidades accesibles a personas con impedimentos físicos.


Esperamos contar con la presencia de miembros de distintas organizaciones que se dedican a brindar servicios a esta población. La actividad será abierta al poblico general, por lo que les invitamos a formar parte de la misma. Para más información se pueden comunicar con la coordinadora de la actividad, la Srta. Jesica Nieves al (787) 405-4905 o mediante correo electrónico a jesica.nieves@gmail.com.

Auspician:
Pro Bono Laboral, UPR y el Centro Para Puerto Rico

CERTAMEN DE REDACCIÓN JURÍDICA NILITA VIENTÓS GASTÓN

El Septuagésimo noveno Volumen de la REVISTA JURÍDICA DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO les invita a participar en su tradicional

CERTAMEN DE REDACCIÓN JURÍDICA NILITA VIENTÓS GASTÓN

El tema de este año es: EL DERECHO Y LA SALUD.

El escrito debe abarcar uno o varios de los siguientes subtemas:
• La relación entre la proliferación de casos de impericia médica y los altos costos de los servicios de salud
• Los altos costos de los medicamentos versus la protección de la propiedad intelectual
• El mercado libre versus un plan de salud universal
• El derecho a elegir versus el Estado como guardián de derechos individuales
• La legalización de las drogas
• La salud de la ciudadanía como elemento de la regulación ambiental

Se otorgará un único premio en metálico de $1,000.00 USD al mejor artículo. Los mejores textos sometidos podrán ser publicados en el próximo volumen de la REVISTA JURÍDICA DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO.

La fecha límite para entrega es el 5 de marzo de 2010.

Para recibir las Reglas del Certamen o hacer alguna pregunta, pueden escribir a revjurupr@gmail.com.

mañana!: cine documental en Sala Beckett (Zona Franca)



Cine Foro en Sala-Teatro Beckett

mañana 18 feb

6:00pm documental DEL CIELO A LA TIERRA

y a las 7:30pm ¿Por dónde empezar?

seguido de foro de discusión con Alfredo Carrasquillo y Érika Fontánez

y viernes y sábado también... pulsar en el afiche para detalles.

columna: El Haití de siempre (Efrén Rivera Ramos)

17-FEBRERO-2010 | EFRÉN RIVERA RAMOS

CATEDRÁTICO DE DERECHO

El Haití de siempre

No me sorprendió la foto de decenas de miles de haitianos amasados frente al Palacio Nacional de Haití para llorar y cantarles a sus muertos. Un ramalazo de recuerdos me transportó a otros momentos en que vi aflorar la fuerza espiritual y los sentimientos que describió el enviado de este diario en el reportaje de esa manifestación. Reconocí instantáneamente al pueblo que conocí hace muchos años.


Mi primer asomo sustancial al alma del pueblo haitiano no ocurrió en Haití. Fue en tierra borincana, cuando se trajo a Puerto Rico a cientos de haitianos como detenidos del Servicio de Inmigración de los Estados Unidos a principios de la década de los ochenta del siglo pasado. Integré entonces el puñado de abogados y abogadas que asumió la defensa de los refugiados haitianos confinados en el Fuerte Allen de Juana Díaz.


Aquella jornada nos puso en contacto directo con un pueblo digno, fuerte y orgulloso que no se replegaba ante la adversidad. Aquellos hombres y mujeres de todas las edades, provenientes de las ocupaciones, oficios y circunstancias más diversas, constituían un mosaico impresionante que daba cuenta de los estragos que la represión y la pobreza habían hecho a lo largo y lo ancho de la sociedad haitiana.


A través de miles de entrevistas realizadas casi a diario durante más de un año fuimos conociendo no sólo los hechos que habían conducido a los haitianos a las costas de Florida, antes de ser enviados a los campos de detención, sino las condiciones en que se habían desenvuelto sus vidas y las de sus compatriotas. Venían de todo el país. Lugares como Petionville, Jacmel, Cap Haitien, Leogane, Gonaives, Les Cayes y otros se convirtieron en referencias comunes. Conocimos la geografía haitiana de rabo a cabo de labios de los refugiados.


Pero avistamos mucho más. Percibimos la fuerza, la sensibilidad, la inteligencia, la profundidad de sentimientos y la capacidad de resistencia de los detenidos. Aquella fuerza que les llevó a arrancar con las manos la verja de acero que les separaba de sus compañeros y compañeras de prisión es la misma que hemos visto desplegarse en los esfuerzos por rescatar de los escombros a las víctimas del terremoto de enero.


En Fort Allen admiramos la inteligencia que llevó a muchos a aprender español en pocos meses y a la mayor parte a entender las claves de los requerimientos del asilo político y otras salidas al encierro que había que escarbar entre los entresijos de un sistema jurídico extraño y francamente hostil. Esa misma inteligencia es la que se trasluce en las entrevistas que hoy hacen entre las ruinas de Puerto Príncipe los telerreporteros y periodistas extranjeros.


Nos conmovimos con la sensibilidad, la profundidad de sentimientos y la conexión espiritual que movía a los refugiados a solidarizarse con el resto del grupo al punto de rehusarse a entregar el cuerpo de un compañero muerto hasta que se dieran garantías de que llegaría a manos de sus familiares en Haití para que recibiera un entierro digno. Son las mismas actitudes y sentires que seguramente se expresaron en la masa congregada en Puerto Príncipe el viernes pasado.


Nos fortalecimos con la capacidad de resistencia de nuestros clientes.


Esa disposición tenaz de tener esperanza aun en medio de la desesperanza fue la que permitió a la mayoría soportar los rigores de la detención hasta que un juez de Miami ordenó su liberación en el verano de 1982.


Y en medio de todo ello siempre estuvo presente la dignidad; la dignidad que se reflejaba en la altivez de la mirada, el movimiento elegante de los cuerpos, el reclamo cortante de la palabra que no suplicaba, sino que exigía lo que era de ellos: su libertad. Esa dignidad y capacidad de resistencia son las que han asombrado en medio del desastre a los enviados actuales de los medios de comunicación. Y serán ellas el sustrato humano de cualquier esfuerzo de reconstrucción del Haití del siglo veintiuno.