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15.11.07

El Fideicomiso de la Tierra: una nueva figura jurídica para mejorar la calidad de vida

Comparto con ustedes el artículo que escribió Mariana Muñiz Lara, estudiante de primer año de la Escuela de Derecho, luego de la visita que hiciéramos el Programa Pro Bono a las comunidades del Caño Martin Peña. Estudiantes de primero a tercer año de la Escuela ofrecen asesoría legal, con mentoría académica, a las comunidades en la creación e implantación del Fideicomiso de la Tierra, una nueva herramienta que busca contribuir a la superación de la pobreza, el mejoramiento de la calidad de vida y a evitar el desplazamiento de estas 8 comunidades alrededor del Caño por medio de un mecanismo de titularidad colectiva. El artículo de Mariana se publicó en el semanario Claridad.


Fideicomiso para mejorar calidad de vida
Se organizan vecinos del Caño de Martín Peña


Marina Muñiz Lara* Especial para Claridad

“No me molesta. Yo lo que espero es que, cuando terminemos el proyecto, la parte de nosotros quede tan bonita como la de ellos”, dijo el pescador que llevaba a un grupo de jóvenes y profesores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico en una travesía en bote desde Piñones hasta el Caño Martín Peña, cuando se le preguntó su opinión acerca de la lujosa urbanización sobre el agua Vistamar Marina, en Carolina.La inequidad que se palpa al ver estas mansiones con “jet skies” estacionados en sus patios a poca distancia de las casitas apiñadas y entrelazadas por caminos inundados de aguas usadas de las comunidades que circundan el Caño Martín Peña, en Santurce, es una de las razones para que el Programa de Servicios Pro Bono de la Escuela de Derecho se haya unido a la Corporación ENLACE para ayudar a los residentes del Caño a crear el Fideicomiso de la Tierra del Caño Martín Peña y a implantar la política pública de la Ley 489 de 2004 para el Desarrollo Integral del Distrito de Planificación Especial del Caño.Los participantes de este proyecto, quienes proveerán asesoría en áreas de Derechos Reales, Hipotecario, Corporativo y Ambiental, se apartaron de las discusiones teóricas por un día para conocer, en una visita junto a un grupo de pescadores, las áreas naturales de la principal arteria del Estuario de la Bahía de San Juan que se pretenden rescatar para el disfrute de quienes, por décadas, han vivido junto a ellas en condiciones cada vez menos admisibles. “No sabía que la situación estaba tan mal. Fue muy poco tiempo el que estuvimos y muy poco el intercambio con los residentes, pero lo que vimos fue impactante, sobre todo en contraste con la Milla de Oro que tienen al lado”, dijo la estudiante Yara Goenaga Vázquez, luego de la visita. Mientras, su compañera Ninoshka Picart Pérez opinó que “ésta es una idea súperbuena para evitar que se venda el barrio, que tiene una ubicación ideal, y también tiene gente que realmente quiere vivir ahí, y, porque les importa, están muy activos como representantes de sus comunidades”.


Muchos barrios en Puerto Rico han sido y son objeto de expropiaciones forzosas, bajo el pretexto de la revitalización urbana, para que personas de altos recursos económicos se beneficien de los desarrollos que se pueden hacer en esas zonas estratégicamente localizadas. Con el Fideicomiso del Caño, se pretende que los aproximadamente 30,000 residentes de las comunidades Barrio Obrero, Barrio Obrero Marina, Buena Vista Santurce, Buena Vista Hato Rey, Parada 27, Las Monjas, Israel-Bitumul y Cantera continúen viviendo en ellas, con una mejor calidad de vida. El proyecto, basado en la titularidad colectiva, atenderá los problemas de propiedad de los terrenos, rehabilitará y desarrollará viviendas, corregirá la infraestructura eléctrica y de alcantarillado, creará espacios públicos y proveerá herramientas para el desarrollo económico comunitario.Para comenzar el trabajo, estos barrios cuentan con líderes que los representan en el proceso de establecer mecanismos para la administración de sus terrenos en beneficio de sus habitantes. Los voluntarios y voluntarias del Programa Pro Bono compartieron, además, con estas personas en un recorrido por áreas residenciales de Israel-Bitumul y la Parada 27, en el que pudieron notar las condiciones de vida en estos barrios, las situaciones que aquejan a sus residentes y escuchar cómo se ha trabajado para solucionar estos problemas y lo que queda por hacer. Así, los clientes dejaron de ser meros estudios de título y memorandos de derecho para convertirse en personas con necesidades, ideas y un alto sentido de responsabilidad ciudadana.


*La autora es estudiante de primer año de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto
Rico.