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29.4.09

la brega: Vic Power: invisible, sospechoso, una metáfora

"Vista desde fuera, la historia de Victor Pellot puede parecer confusa. Como toda azarosa historia cimarona, carece de archivos estables, y está abierta a la contingencia. Ciertamente no tiene la coherencia que desean los autoritarios defensores de las identidades puras. Pellot es hijo de Regino Pellot quien nació en el barrio Aceituna de Aguadilla, y de Maximina Power, nacida en el barrio islote de Arecibo. Su padre trabajó en la Central Cambalache de Arecibo hasta su prematura muerte. Su madre era costurera. Él tenía trece años cuando quedó huérfano. Cuando se hizo pelotero con e equipo de Caguas conoció al catcher afronorteamericano Quincy Trouppe, quien fue para él como un segundo padre, un maestro que lo inició en el béisbol del Norte, en el Canadá. Su vida cambió por completo. Por mucho amor y orgullo que sintiera victor Pellot Power por sunombre y sus apellidos, tuvo que asuir la variante que le sirvió de identidad desde sus días en Drummondville, Quebec y luego durante su carrera en el escenario de las Grandes Ligas en los Estados Unidos: Vic Power.

No era ningún secreto. Él mismo cuenta que en Quebec se reían de su apellido Pellot, porque los canadienses "me llamaban la Pelote, con una l", según sus propias palabras, que tenía connotaciones degradantes. Así se comprueba en la definición que de ella da el Dictionary of Canadian French de Robinson y Smith: la pelote quería decir "prostituta". Fue por esa razón que empezaron a llamarle Victor Power. Pero resulta que Power, el apellido de su madre, había sido impuesto en Puerto Rico por una maestra de inglés del primer grado. El "verdadero" apellido de su madre era "Prové", pero la maestra, según le contó su madre a Pellot -insistió en que ese nombre era francés y, por lo tanto, un "error". La maestra tranquilamente transformó "Prové" en "Power", falsa traducción que su madre no tuvo más remedio que aceptar. De modo que tanto el nombre de la madre como el del pelotero es un nombre propio, propio pero no elegido sino impuesto, sin antepasados ni linaje. Los recuerdos de hijo remiten a los recuerdos de la infancia de la madre, y proporcionan las reglas y la autoridad que indican cómo actuar, cómo bregar.

[y le sigue a esta descripción y análisis de Arcadio Diaz Quiñones sobre cómo Pellot representa "la brega" identitaria de los y las puertorriqueños]:

"Se pueden anular los apellidos, pero no el cuerpo, el color de la piel ni el acento, ni tampoco el racismo consciente y subliminal que se practica contra los puertorriqueños en los Estados Unidos. Los puertorriqueños son ciudadanos, sí, con derechos electorales y de circulación; ellos es muy importante para entender la lusiva complejidad de sus situación colonial. Pero no han dejado de ser ciudadanos de segunda categoría, con pocos derechos sociales reales, a pesar de las ilusiones de las élites por parecer de primera. Víctor Pellot aprendió, según cuenta, a llevar una doble vida: en el terreno de juego todos hablaban con Vic Power, pero era invisible o sospechoso fuera de ese espacio. Es como una metáfora".

-Arcadio Díaz Quiñones, El Arte de Bregar (2000) , páginas 45 y 46.