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20.8.10

La legalidad no es suficiente (derecho al aborto)

La legalidad no es suficiente es el nombre de un documental corto que se presentó anoche en una actividad organizada por Pro Familia, una organización con más de 50 años de experiencia defendiendo el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, a tener educación sexual y los servicios necesarios para hacer valer sus derechos y libertades sexuales y reproductivas. Pro Familia forma parte de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, siglas en inglés), y sigue sus estándares.

Anoche tuvimos la gran oportundidad de compartir en la nueva Clínica de Servicios integrales en salud sexual y reproductiva (IELLA)*, recién inaugurada por Pro Familia y que tiene como propósito principal proveer acceso a servicios en salud sexual y reproductiva a mujeres que debido a su condición de pobreza y desventajas socioeconómicas no cuentan con acceso a estos servicios. La Clínica ofrecerá servicios de ginecología, terminación de embarazos, orientación de opciones en temas de educación sexual y métodos ant-conceptivos, y exámenes médicos. Todo esto bajo el convencimiento de que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos y la necesidad de apoyo a las decisiones de las mujeres sobre su cuerpo.

El documental, producido por Sonia Fritz (tengo que decir, extraordinario!), relata el desarrollo de las luchas de las mujeres en Puerto Rico para hacer valer y defender el derecho al aborto. En éste, expertas en el tema, como la licenciada y profesora de derecho, Esther Vicente, explican que Puerto Rico fue, luego de la revolución cubana, una especie de destino especial para mujeres del caribe y EEUU, venir a practicarse el aborto. Esto puesto que médicos cubanos exilados en Puerto Rico en los 50 y a partir de la revolución, los practicaban. A pesar de que el aborto estaba prohibido para esas décadas, las autoridades se hacían la vista larga e incluso se mercadeaba a Puerto Rico en los Estados Unidos como lugar turístico en el que mujeres adineradas podían venir a terminar su embarazo y pasar sus vacaciones. Aún así, no existía un derecho formal al aborto y por supuesto, el acceso seguro no estaba disponible de la misma forma para mujeres pobres.

Luego de la decisión del Supremo de EEUU, Roe v. Wade (1973) el aborto se convierte en legal en el país y en Pueblo v. Duarte, el Supremo de Puerto Rico también reconoce el mismo derecho. No obstante, como en tantas ocasiones, la legalidad formal no fue suficiente. Las protestas de grupos religiosos, sobre todo en los 80, intervenían con la posibilidad de las mujeres ejercer su derecho, en ocasiones irrumpiendo directamente el paso de mujeres que iban a las clínicas a hacer ejercicio de su derecho a decidir sobre sus cuerpos. Ha costado mucho sacrificio hacer valer ese derecho y un movimiento fuerte de mujeres que lo ha defendido vigorosamente aún contra la férrea oposición de sectores fundamentalistas.

Aún hoy día, la legalidad no ha sido suficiente tampoco para mujeres pobres que, pese al derecho formal que tienen, no cuentan con los medios ni el acceso a las clínicas para llevar a cabo procedimientos de forma segura y sin riesgos. Tampoco es generalizado el acceso a educación sexual y servicios integrados para hacer valer todos los derechos sexuales que nos cobijan. Pro Familia ha identificado la falta de acceso de mujeres económicamente desaventajadas como un asunto prioritario y en el 2005, como parte de su Plan estratégico, se propuso actuar en la defensa de este derecho. ¿Cómo?: mediante la creación de una Clínica de servicio de terminación de embarazo y el apoyo económico a mujeres en situación de vulnerabilidad y marginadas.

La Clínica IELLA se convirtió así en la primera clínica de servicios integrales de salud sexual y reproductiva en el país. Para llegar a esto (una clínica con facilidades excepcionales, debo decir, y con un equipo de trabajo de primera), fueron muchas y muchos los y las que trabajaron y colaboraron, incluyendo, por ejemplo, al Taller de Arquitectura comunitaria de la UPR que diseñó los planos de la Clínica de manera pro bono (estudiantes con sus profesores). Ayer vimos el fruto para hacer valer concretamente los derechos que se detallan en una opinión del Tribunal Supremo. No bastó Roe ni Duarte, costó y cuesta aún, el empeño y sacrificio de muchas mujeres y de tantos otros colaboradores que creen en los derechos y en la igualdad en su acceso. Así y solo así, proveyendo mecanismos de acceso igualitario y mediante la reivindicación de éstos en la calle, los derechos adquieren materialidad. De lo contrario, la legalidad no es suficiente.

Recordemos que como bien concluyó anoche la profesora Esther Vicente: ni el Supremo de Roe v. Wade ni el de Pueblo v. Duarte son los creadores del derecho de las mujeres a elegir, somos nosotras las que ganamos en la calle ese derecho y por eso hay que defenderlo y trabajar por él, porque la legalidad no es suficiente.

*Para más información sobre la Clínica y los servicios que ofrecen, puede llamar al 787.751.0820. La Clínica IELLA, además, cuenta con una campaña llamada el 'Arbol de la solidaridad' para aquellos y aquellas que se solidarizan mediante sus aportaciones con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Únete al árbol de la solidaridad!.

Roe v. Wade (1973)