13.7.09

las alocuciones de los senadores

Las vistas comenzaron con las alocuciones de los miembros de la Comisión de lo Jurídico del Senado (19; 12 D, 7R) y éstos fueron los temas que al momento se presentan:

-Los republicanos parecen apostar por el tema de la imparcialidad y aducen que Sotomayor verá los casos amparada en sus visiones y prejuicios. Las preguntas giraran en torno a sus pronunciamientos en Berkeley y la noción de Obama de la empatía, lo que ven contrario a un juez(a) imparcial que se limite a aplicar el Derecho y a una noción de jueces que pueden imponer su agenda política. Sobre este punto, Sessions (Alabama) dijo: “I believe our legal system is at a dangerous crossroads.” Sessions dijo que sus pronunciamientos tienen a indicar un rechazo a la idea de un juez imparcial.

-Sessions trajo, además, el asunto de la decisión de Ricci y la acción afirmativa y la participación de la Jueza en el PRLDEF.

-El Senador Hatch de Utah (R) se enfocó en recordar los argumentos de Obama cuando se opuso a la confirmación de la jueza del apelativo Janice Brown. Leyó los criterios qeu Obama esbozó entonces (relativos ala imparcialidad) y adujo que bajo esos criterios Sotomayor no podría ser confirmada

-Hasta cierto punto las alocuciones han traido al debate las vistas de la confirmación del Juez Roberts (Republicanos) y por el lado de los demócratas (Feingold, por ejemplo) el tema del activismo judicial hacia el conservadurismo que la corte Roberts ha demostrado en los últimos años. De esta forma, estos últimos revierten el asunto del activismo judicial.

-Senador Cornyn (R, Texas)- trajo los temas del derecho internacional y los derechos propietarios y cómo decidiría la Jueza en el tema de Kelo v. City of New London.

-Entre los casos que parece que se traerán a debate y que conciernen a decisiones de Sotomayor en el 2ndo Circ. está el de la aplicación de la 2nda Enmienda y el derecho individual a portar armas (Heller) y si es de aplicación contra lso estados o se limita al ámbito federal.

-La senadora Dianne Feinstein (D-California) trajo a colación cómo los jueces Roberts y Alito fueron, si se quiere, evasivos, o muy generales en sus contestaciones y no fueron específicos en asuntos como los precedentes de Roe y Casey y luego, una vez en el Tribunal han adoptado decisiones que dan al traste con esos procedentes como en el caso de González v. Carhart. Criticó (como muchos otros) la metáfora utilizada por Roberts de que los jueces son 'arbitros' que cantan 'bolas o strikes'.-

Otros asuntos:

-Pese a las diferencias, las vistas y las alocuciones se condujeron con mucho respeto y sobriedad. Para los Republicanos es dificil la estrategia de oposición, por tratarse de una hispana, pues no quieren alejar más aún a los hispanos de su base.

-Hubo dos protestas de 'anti-abortistas'. Uno de ellos que gritó 'el aborto es muerte' y en el turno de Feinstein el primero le gritó "Senadora, ¿que hay del no-nacido?". Fueron sacados del salón de audiencias. Frente al Capitolio también hubo una protesta de un grupo 'pro-vida'.

las preguntas

A petición del NYT un grupo de profesores de Derecho y abogados practicantes preparó una serie de preguntas que le harían a la Jueza Sotomayor. Dejo aquí algunas de las que considero mejores.

— KATHLEEN M. SULLIVAN, a professor of law at Stanford:

1. The Supreme Court has issued four major decisions since 9/11 invalidating the president’s and Congress’s efforts to detain and try “enemy combatants” according to procedures that depart from traditions of military justice and the rule of law. And yet since 9/11, not a single enemy combatant has been tried to judgment by military tribunal or released over executive branch objection. How will history view the Supreme Court’s decisions in this area — as a success for the principles they announced or a failure for the results they achieved? What is your view of the role of the court in ensuring the separation of powers? Has that view varied in times of national emergency?


— STEPHEN L. CARTER, a professor of law at Yale and the author of the forthcoming “Jericho’s Fall”:

1. Many of the questions you will be asked during the hearing will be designed to elicit your view on cases likely to come before you on the court. Over the years, nominees have handled these questions in different ways. No member of the current court responded to these questions in any detail. Is predicting the votes of potential justices a proper role for either the president or the Senate? If not, what are the factors you believe should be taken into account?

2. Even though you cannot give us your view on cases likely to come before you if you are confirmed, we nevertheless need to understand your view of the Supreme Court as an institution. Could you please tell us which justice, excluding current members of the court, you most admire, and why?


3. There was a time when the majority and the dissenters on the court went out of their way to be respectful toward each other. Even in so divisive a case as Miranda v. Arizona in 1966, the dissenters, who thought the result simply terrible, seemed to write more in sorrow than in anger. Now some members have taken to sniping at each other regularly in their opinions, particularly in the footnotes. What do you think is the cause of this trend? If confirmed, what might you do to help stop it?


— RONALD DWORKIN, a professor of law at New York University:


1. The last two nominees told the Judiciary Committee that they could decide difficult constitutional cases just by applying the law. Critics say this is silly: often the text and history of crucial constitutional clauses and the court’s past decisions aren’t decisive either way, so that judges can interpret those clauses only by asking which reading, in their opinion, is best. They must finally rely on their own political convictions in making that judgment. Do you agree with these critics?

2. You have been criticized for your vote in the New Haven firefighters case. The case raised the crucial question of whether a city or state can use race-sensitive policies, short of quotas, to reduce racial inequality and tension. Do you see any moral or constitutional objection, in principle, to such policies?


— JAMES MacGREGOR BURNS, the author of “Packing the Court: The Rise of Judicial Power and the Coming Crisis of the Supreme Court”:


1. The Constitution is “not a static but rather a living document,” Barack Obama wrote in “The Audacity of Hope,” echoing Thomas Jefferson, “and must be read in the context of an ever-changing world.” Do you agree? If so, how would you apply this idea to specific cases?

2. Do you believe that the Supreme Court has the constitutional authority to declare acts of Congress unconstitutional? Would you be in favor of a constitutional amendment establishing or rejecting once and for all the power of an unelected Supreme Court to veto acts of our elected Congress?

3. Throughout the court’s history, it has often lagged behind the times, as lifetime appointees adhered to outdated ideologies and attitudes. Would you be in favor of requiring justices to retire at the age of 70?


es sencillo: hay que combatir la necedad

13-JULIO-2009 | RAFAEL ACEVEDO

BUSCAPIÉ 

Nece(si)dad

Leo la Biblia cuando no tengo sueño. Reparo en Eclesiastés. Mi libro favorito de esa formidable antología que llaman Biblia. Dice: He aplicado mi corazón a conocer la sabiduría y también a conocer la locura y la necedad, he comprendido que aún esto mismo es atrapar vientos (Eclesiastés, I. 17).


En mi caso, como la locura y la necedad vienen ya dados de antemano, he aplicado la doctrina de que la sabiduría se alcanza con una suerte de estilo de vida sencillo. Frutas, vegetales, sonrisas, flores en el jardín y zanahorias en el huerto. De vez en cuando te llevas por el medio, encebollado o con papas, un conejo o una ternerita. Pero ya no podemos vivir así. ¿Será que vivimos bajo el imperio de la necedad? ¿Será que la necesidad de lo innecesario es la necedad más nociva a nuestra calidad de vida?


Una vez leí que unos monos lavaban y aderezaban unas papas en un cierto lago salobre. El primero de aquellos monitos, ancestral, que tuvo la idea de humedecer su tubérculo allí fue aleccionado a los cocotazos por los demás. Era un mono estúpido. Hasta que a otro le dio con morder la papita y he aquí que estaba buena. Y todos fueron estúpidos, el mejor modo de dejar de serlo.


Entonces, ¿queda volver a los tiempos del hippie comunitario? O, ¿será mejor aspirar a usar una chaqueta y corbata bajo el candente sol tropical mientras se diagrama la destrucción de comunidades en pro del desarrollo insostenible?


En eso de atrapar vientos he decidido volar una chiringa y el cielo se ve de lo más mono. Mirándola flotar pienso que es momento de la locura. No es momento de buscar balance. El balance es la idea que tratan de imponer. Y se inclina hacia la destrucción. Es sencillo: los empresarios no son los dueños del país. Esa es una necedad. Combatirla es una necesidad. Sopla el viento.


El autor es escritor.


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necedad/necesidad (para anotar en cuadrículas)

12.7.09

el 'filibusteo' y 'la previa'

"Half of official Washington is here to see democracy's finest show, the filibuster. The right to talk your head off! The American privilege of free speech in its most dramatic form!" - un reportero en una escena de "Mr. Smith Goes to Washington," 1939.

El otro día escuchaba en la radio una entrevista que le hacían a un senador por San Juan en la que el entrevistador le cuestionaba el poco debate que había habido en el Senado en la aprobación de un proyecto de ley de importancia pública incuestionada. El senador respondió que veía perfectamente razonable que no hubiera habido debate suficiente porque la mayoría tenía clara su posición y su voto, por lo que, en otras palabras, para qué perder más tiempo. El entrevistador continuó cuestionándole y el Senador le dijo que lo hecho era perfectamente válido porque habían hecho uso de "la previa". Ante la pregunta obligada, ¿qué es la previa?, el senador respondió que 'la previa' era una regla para cortar el debate legislativo cuando es claro que la mayoría ya tiene los votos.  El asunto quedó más o menos ahí, pero con la incomodidad del entrevistador sobre 'la previa'. 

Tenía pendiente escribir algo sobre 'la previa' y sus premisas. La llamada 'previa' es una medida adoptada desde 1789 por la Cámara y el Senado de los Estados Unidos (previous question motion) que requería entonces una mayoría simple para eliminar el debate. La premisa es que no hace falta la discusión cuando una mayoría está clara de su votacion y 'tal vez' (énfasis irónico), esté clara también de las razones para su votación (sean las que sean). La previa, se invoca entonces para eliminar el debate del proceso legislativo, con las consecuencias que tiene para una institución que debería caracterizarse precisamente por ese proceso. 

La Cámara de Representantes todavía tiene esa regla, pero el Senado la eliminó en 1806. El resultado, según se detalla en los libros de ciencia política, es que en 1841 ocurrió la contraparte, el primer episodio de 'filibuster', que es cuando una minoría del cuerpo legislativo, mantiene en discusión interminable un asunto para evitar que se vote sobre éste y así obstruirlo. Es, en otras palabras, una intervención parlamentaria con el propósito específico de evitar que un asunto se someta a votación. (luego en 1917 y en 1975 se tomaron medidas para evitar el impacto del llamado filibuster). Algunos le ven la ventaja de evitar la tiranía mayoritaria y promover las negociaciones. Otros, lo han usado como un mecanismo superfluo para estratégicamente, y precisamente, evitar el debate y la consideración de asuntos importantes como la adopción de legislación protectora de derechos civiles. 

La peli 'Mr. Smith goes to Washington' (1939) se recuerda por el filibusteo utilizado por Mr. Smith para evitar que el cuerpo legislativo lo expulsara.

Y hoy día, no pocos, ante la posibilidad del filibusteo o simplemente por vagancia, falta de entendimiento de su rol y responsabilidad, abierta irresponsabilidad o simplemente ignorancia, defienden con vehemencia el uso de opciones como 'la previa', que evitan el debate y cortan toda posibilidad de un proceso democrático deliberativo. (Recuerdo que hace unos años estuve en la Legislatura junto a muchos ciudadanos que seguros de que el Senado tenía los votos para aprobar el proyecto de ley que designaba como reserva natural el Corredor Ecológico del Noreste, esperamos hasta la madrugada para su aprobación, pero el entonces senador Jorge de Castro Font (hoy convicto), mantuvo el proyecto como rehén y nunca permitió que se presentara a votación).

En todo caso, entre una y otra cosa, sigue estando la preocupación de cuál es el mejor arreglo institucional para garantizar procesos democráticos, en los que los cuerpos legislativos y sus mayorías no hagan de las minorías un retrato en el hemiciclo, en el que se permita un debate robusto sobre las razones para adoptar legislación, en que se pueda deliberar seriamente y ampliamente sobre los asuntos que competen a los individuos a quienes la ley les caerá sobre sus hombros, en que los hombres y mujeres esten dispuestos a escuchar a los demás y aquilatar nuevos datos, miradas, perspectivas.... La previa y estos mecanismos que ponen en riesgo este ideal, no deberían seguir pasando desapercibidos.

11.7.09

vistas de confirmación Sonia Sotomayor

El próximo lunes 13 de julio a las 10am comenzarán las vistas de confirmación de la nominada al Tribunal Supremo de los EEUU, jueza Sonia Sotomayor, en el Senado de los Estados Unidos. A las 2pm se espera que la Jueza esté pronunciando su discurso.

Estaremos atentas desde temprano a las vistas y a los análisis y reseñaremos por aquí los temas de mayor relevancia. A las 5pm el mismo lunes, en 580 WKAQ radio, estaremos colaborando con el programa Sin Censura en el análisis de las vistas y de los temas que se aborden. 

Por ahora les dejo una lista de los temas que se esperan sean los asuntos sobre los cuales los senadores republicanos estén interrogando a la Jueza Sotomayor. Según los reportes de prensa se espera que esta sea la línea que siga el Partido Republicano en estas vistas:

-caracterizarla como una jueza “activista”

-cuestionarla sobre controversias que apelan a la base conservadora: derecho de portación de armas, derechos propietarios, el uso del derecho internacional en la solución de controversias.

-argüir que las perspectivas políticas de Sotomayor incluyen en sus decisiones como jueza.

 -se le preguntará sobre sus perspectivas y escritos (suponemos que saldrá a relucir el tema de su conferencia en Berkeley)

-se le preguntará si está de acuerdo o simpatiza con las opiniones de organizaciones que ha apoyado (se le preguntará específicamente sobre sus pronunciamientos en el pasado y vínculos con el Puerto Rican Legal Defense and Education Fund. La jueza Sotomayor renunció a esa organización cuando fue nominada a la judicatura en 1992). 

 -los republicanos cuestionaran su alegado “bias” en su filosofía del derecho. (Los demócratas han defendido su filosofía explicando que ella aborda las controversias al decidirlas “desde el mundo real y no desde una torre de marfil”).

 -su visión sobre el rol de los jueces.

 -su decisión en el caso Ricci v. DeStefano, que involucra el tema de la acción afirmativa y la alegada discriminación contra bomberos blancos, y que fuera revocada recientemente por el Tribunal Supremo.  

 -cuestionarán la visión de Obama de que un juez debe tener empatía por las consecuencias reales de sus decisiones.

 -las vistas se utilizarán , además, para debatir la intención de Obama de reconfigurar la corte Suprema y sus pronunciamientos sobre empatía jurídica como una característica necesaria para una jueza, así como sus pronunciamientos sobre el 'sentido común' y la compasión.

entre el desayuno y el dominó

10.7.09

a propósito de la enseñanza del Derecho

Dentro de poco comienza un nuevo año académico y en cada comienzo, cada año, cada semestre (y durante éstos), hago todo lo posible por dedicarle el tiempo suficiente a hacerme y contestarme varias preguntas: ¿porqué enseñamos Derecho? ¿Cómo enseñamos Derecho? ¿Cuáles son nuestras concepciones del Derecho y de la educación jurídica? ¿Cuáles son o deben ser los énfasis? ¿cuáles las metodologías? ¿Qué perseguimos como profesores/como institución/como la única institución pública del país? No es que estas preguntas no se hayan atendido antes, por supuesto que sí. Tampoco es que esten ausentes de nuestro entorno. Pero sí, en estos tiempos, vale la pena regresar una y otra vez a las preguntas y nunca, nunca dejar de hacérnoslas y contestarlas. Las contestaciones no serán las mismas siempre, pero la necesidad de la pregunta es y debe ser de carácter perenne.

Bueno, pues hoy, buscando algo sobre esto, di nuevamente con este artículo del profesor Owen Fiss de Yale Law School. En Yale tienen una línea de educación jurídica que Fiss define según transcribo abajo. Creo que es pertinente tener el tema hiper-consciente, por eso aquí lo dejo, como referencia... 

“The subject of study at Yale is law, not political philosophy. Yale adamantly adheres to the view that law is a complicated blend of the academic and the professional, but seeks to forge the identity Rostow so celebrates by emphasizing the academic. Yale’s preeminence stems from the fact that it is an academic law school. In describing Yale as an academic law school, I am not referring to the career patterns of our graduates. An enormously large number of the law teachers in America have come from Yale, and the Law School accepts a special responsibility in preparing people for a teaching career, but the would-be teachers represent a relatively small portion of the student body. The vast bulk of our graduates become practicing lawyers. For them an education in an academic law school consists not of teacher training, but developing a broad and critical perspective on the law—the kind of perspective we often associate with the academic.

The assumption of an academic law school is not one of non-engagement. We assume our student will spend their lives fully engaged in the process of exercising the power that will devolve on them through the law. But we also believe that lawyering takes many forms. Advocacy in behalf of a narrow set of interests—lawyering in the style of Perry Mason—is only one among many concerned with proposing and drafting legislation; some will be government lawyers, prosecuting cases on behalf of the United States or managing the vast prosecutorial agencies of the modern states; some will construct the great private enterprises and associations of the day; some will be engaged in international trade and will be trying to secure World peace; some will staff and lead administrative agencies; some will be so-called “public interest” lawyers. In any of these endeavors a lawyer must be able to manipulate the levels of power, which are often shrouded in technical detail, but he or she must also be able to reflect upon the ends of the legal system and design organizational structures to fulfill those ends. Can it be any wonder then that our curriculum –to take a sampling from this year´s catalogue –includes such courses as Tragic choices, Federal Tax Policy, The Political Philosophy of Hannah Arendt, the Limits of Law as an instrument of social control, Nuclear Arms control, Theories of Contract, Immigration and National Purpose, Public Order of the World Community, Alternatives in Enterprise Organization, Psychoanalytic and Legal Perspectives on Attorney-Client Relations, Toxic Chemicals and Myth, law and History?

 We are not unmindful of the advocacy role, but even here the academic perspective seems essentials to a proper legal education. Advocacy is more than a mere manipulation of a set of technical rules and doctrines on behalf of certain interests. First, it is often necessary for the advocate to define and identify the client’s interest, especially when de client turns out, as is usually the case with the graduates of Yale, to be a large-scale organization or the social group. The lawyer must decide who speaks for the organization or the social group, and how the various conflicts of interests that divide the client are to be resolved. Second, effective advocacy requires an understanding of the purposes of the rules or doctrine the lawyer is seeking to invoke on behalf of his client (or to protect his client from). A lawyer cannot, for example, effectively represent a client in an antitrust case without fully understanding economic theory and the history of the Sherman Act and the politics of the 1890s. Third, the kind of advocacy society allows a lawyer is a limited one.  Some of the limits on what a lawyer can do or say on behalf of a client are imposed by criminal statutes, liability rules, or professional canons; other by personal scruples; and still others by a true understanding of the purpose of the legal system and the role of the lawyer in that system. All of these limits vary from time to time, and from context to context; they cannot be understood without a regard for the teachings of moral philosophy, economics, sociology, history—and probably theology.

The point of Yale, however, is that although training in the skills of advocacy might be necessary, it is not sufficient, and even more, that it should not be the emphasis of a first year procedure course. Education in the art of rulesmanship should be only one part of a larger, more intellectually ambitious course

-Owen Fiss, The Law According to Yale, in Power and Policy in Quest of Law 417 (Myres S. McDougal and W. Michael Reisman, eds., 1985); El derecho según Yale, La Enseñanza del Derecho y el Ejercicio de la Abogacía, P. 25, (M. Bohmer, ed. Gedisa) (1999).

9.7.09

la hermenéutica y lo encubierto por el lenguaje (gadamer)

-"Pero en las condiciones hermenéuticas de nuestra conducta lingüística aparece aún, a un nivel más profundo, otra forma de reflexión hermenéutica que no afecta sólo a lo no dicho, sino a lo encubierto por el lenguaje. Que el lenguaje puede encubrir con el acto mismo de su ejecución es obvio en el caso especial de la mentira. El complejo entramado de las relaciones humanas en el que se produce la mentira, desde las fórmulas de cortesía oriental hasta la clara ruptura de confianza entre personas, no posee como tal un carácter primariamente semántico. El que miente bajo presión lo hace sin titubear y sin dar muestras de azoramiento; es decir, encubre también el encubrimiento de su lenguaje. Pero este carácter de mentira adquiere claramente una realidad lingüística especialmente allí donde el objetivo es evocar la realidad mediante el lenguaje; es decir, en la obra de arte lingüística. Dentro de la totalidad lingüística de un conjunto literario el modo de encubrimiento que se llama mentira posee sus propias estructuras semánticas. El lingüista moderno habla entonces de señales que delatan el encubrimiento latente en un enunciado. La mentira no es simplemente la afirmación de algo falso. Se trata de un lenguaje encubridor que sabe lo que dice. Y por eso la tarea de la exposición lingüística en el contexto literario es el descubrimiento de la mentira o, más exactamente, la comprensión del carácter falaz de la mentira en cuanto que ésta responde a la verdadera intención del hablante.

-En efecto, la acción de la hermenéutica es baldía cuando no hay entendimiento con los demás ni consigo mismo. ...Constituye una estructura fundamental de nuestro lenguaje el que seamos dirigidos por ciertos preconceptos y por una precomprensión en nuestro discurso, de suerte que esos preconceptos y esa precomprensión permanecen siempre encubiertos y se precisa una ruptura de lo que subyace en la orientación del discurso para hacer explícitos los prejuicios como tales. Esto suele generar una nueva experiencia. Esta hace insostenible el prejuicio. Pero los prejuicios profundos son más fuertes y se aseguran reivindicando el carácter de evidencia o se presentan incluso como presunta liberación de todo prejuicio y refuerzan así su vigencia. Conocemos esta figura lingüística de refuerzo de los prejuicios como repetición obstinada, propia de todo dogmatismo. Pero la conocemos también en la ciencia cuando, so pretexto de conocimiento sin presupuestos y de objetividad de la ciencia, se transfiere el método de una ciencia acreditada como la física, sin modificación metodológica, a otras áreas, como el conocimiento de la sociedad. Y sobre todo, como ocurre cada vez más en nuestro tiempo, cuando se invoca la ciencia como instancia suprema de procesos de decisión social. Eso es desconocer los intereses que se asocian al conocimiento, y esto sólo puede mostrarlo la hermenéutica.

-Podemos concebir esta reflexión hermenéutica como crítica de la ideología que pone a ésta en entredicho, es decir, que explica la presunta objetividad como expresión de la estabilidad de las relaciones de poder. La crítica de la ideología intenta explicitar y disolver con ayuda de la reflexión histórica y sociológica los prejuicios sociales imperantes, esto es, intenta deshacer el encubrimiento que preside la influencia incontrolada de tales prejuicios. Es una tarea de extrema dificultad. Porque el poner en duda lo obvio provoca siempre la resistencia de todas las evidencias prácticas. Pero aquí reside justamente la función de la teoría hermenéutica: ésta crea una disposición general capaz de bloquear la disposición especial de unos hábitos y prejuicios arraigados. La crítica de la ideología constituye una forma concreta de reflexión hermenéutica que intenta disolver críticamente un determinado género de prejuicios.

-La reflexión hermenéutica ejerce así una autocrítica de la conciencia pensante que retrotrae todas sus abstracciones, incluidos los conocimientos de las ciencias, al todo de la experiencia humana del mundo. La filosofía, que es siempre, expresamente o no, una crítica del pensamiento tradicional, es ese ejercicio hermenéutico que funde las totalidades estructurales que elabora el análisis semántico en el continuo de la traducción y la conceptuación en que existimos y desaparecemos".
-de Hans-Georg Gadamer, Semántica y hermenéutica (1968)

8.7.09

Desayuno calle en el Caño! (update)

Este próximo sábado 11 de julio a las 10 am vamos a desayunar con las comunidades del Caño Martin Peña!. 

Se trata de una de las actividades organizadas por el grupo de rescate de espacios urbanos "Desayuno Calle" (saludos a Mayté, bravo por la iniciativa!) que se describen como:

"Iniciativa de activación del espacio público, el reto consiste en juntar un grupo de personas conocidas y/o desconocidas, para desayunar en algún espacio remanente de la ciudad. El primer experimento de esta acción fue concebido en 1996 por el artista austriaco, Friedemann Derschmid. La idea básica era ocupar espacios públicos inhabitados e inusuales de la ciudad para desayunar y estimular interacción social en los mismos. Para más información sobre el movimiento pueden buscar en www.p-breakfast.net".

Este sábado el Desayuno será en el Caño!! Así que únete a esta actividad que forma parte de las actividades que estamos llevando a cabo en defensa del Fideicomiso y en apoyo al Caño Martín Peña. Trae tu desayuno para compartir con los amigos y amigas del Caño en el puente Martin Peña. Habrá mesa de dominos!

-De Desayuno calle nos envían este 'update':

"Nos reuniremos en la placita frente al Mercantil Plaza, al lado del (puente) Caño Martín Peña, a partir de las 10am. 
Como siempre trae tu desayuno y algo para compartir junto a tu vaso, taza y cubiertos. 

En esta ocasión, estaremos haciendo trueque de matitas. Trae una planta para intercambiar o regalar. Regalémonos vida entre nosotros y a los habitantes del Caño. Ahh, y si tienes dominos, traelos!"

Visita la página en facebook de Desayuno Calle y su blog!

Chaplin, en la cárcel y sin fianza (Modern Times)

7.7.09

Chomsky, la crisis y la esperanza

Aquí dejo una entrevista que Amy Goodman le hace a Noam Chomsky en Democracy Now, titulada "Crisis and Hope: Theirs and Ours". Dejo también abajo un pedacito de la transcripción....

NC: "There’s also a problem about the word “crisis.” Which one do we have in mind? There are numerous very severe crises. Many of them will be under discussion here in a couple of weeks at the United Nations in their conference on the world financial and economic crisis. And these crises are interwoven in very complex ways which make it—which preclude any sharp separation. But again, I’ll pretend otherwise for simplicity.

Well, one way to enter this morass was helpfully provided by a current issue of the New York Review, dated yesterday. The front cover headline reads, “How to Deal with the Crisis.” It features a symposium of specialists. And it’s worth reading, but with attention to the definite article: “the” crisis. For the West, the phrase “the crisis” has a clear enough meaning. It’s the financial crisis that hit the rich countries and therefore is of supreme importance.

But, in fact, even for the rich and privileged, that’s by no means the only crisis or even the most severe of those they face. And others see the world quite differently. For example, the newspaper New Nation in Bangladesh. There, we read, “It’s very telling that trillions have already been spent to patch up leading world financial institutions, while out of the comparatively small sum of $12 billion pledged in Rome earlier this year, to offset the food crisis, only $1 billion has been delivered. The hope that at least extreme poverty can be eradicated by the end of 2015, as stipulated in the UN’s Millennium Development Goals, seems as unrealistic as ever, not due to lack of resources but to a lack of true concern for the world’s poor.” That’s—they’re talking about approximately a billion people facing starvation, severe malnutrition, even 30 or 40 million of them in the richest country in the world. That’s a real crisis, and it’s getting much worse".

...

"There’s a striking gap between public opinion and public policy on a host of major issues, domestic and foreign. And, at least in my judgment, public opinion is often a lot more sane. It also tends to be fairly consistent over time, which is pretty astonishing, because public concerns and aspirations, if they’re even mentioned, are marginalized and ridiculed. It’s one very significant feature of the yawning democratic deficit, as we call it in other countries. That’s the failure of formal democratic institutions to function properly. And that’s no trivial matter. Arundhati Roy has a book, soon to come out, in which she asks whether the evolution of formal democracy in India and the United States, in fact, not only there—her words—might turn out to be the “endgame of the human race.” 

And that’s not an idle question.

It should be recalled that the American Republic was founded on the principle that there should be a democratic deficit. James Madison, the main framer of the constitutional order, his view was that power should be in the hands of the wealth of the nation, the more responsible set of men who have sympathy for property owners and their rights. And Madison sought to construct a system of government that would, in his words, “protect the minority of the opulent from the majority.” That’s why the constitutional system that he framed did not have co-equal branches. The executive was supposed to be an administrator, and the legislature was supposed to be dominant, but not the House of Representatives, rather the Senate, where power was vested and protected from the public in many ways. That’s where the wealth of the nation would be concentrated. 

This is not overlooked by historians. Gordon Wood, for example, summarizes the thoughts of the founders, saying that “The Constitution was intrinsically an aristocratic document designed to check the democratic tendencies of the period,” delivering power to a “better sort” of people and excluding “those who were not rich, well born, or prominent from exercising political power.”

Well, all through American history, there’s been a constant struggle over this constrained version of democracy. And popular struggles have won a great many rights. Nevertheless, concentrated power and privilege clings to the Madisonian conception, changes form as circumstances change.

By World War II, there was a significant change. Business leaders and elite intellectuals recognized that the public had won enough rights so that they can’t be controlled by force, so it would be necessary to do something else, namely to turn to control of attitudes and opinions. These were the days when the huge public relations industry emerged in the freest countries in the world, Britain and the United States, where the problem was most severe. The public relations industry was devoted to what Walter Lippmann approvingly called a “new art” in the practice of democracy, the “manufacture of consent.” It’s called the “engineering of consent” in the phrase of his contemporary Edward Bernays, one of the founders of the PR industry.

Both Lippmann and Bernays had taken part in Woodrow Wilson’s state propaganda agency, which Committee on Public Information was its Orwellian term. It was created to kind of—to try to drive a pacifist population to jingoist fanaticism and hatred of all things German. And it succeeded—brilliantly, in fact.

And it was hoped that the same techniques could ensure that what are called the “intelligent minorities” would rule, and that the general public, who Lippmann called “ignorant and meddlesome outsiders,” would serve their function as spectators, not participants. 

These are all very highly respected progressive essays on democracy by people who—by a man who was the leading public intellectual of the twentieth century and was a Wilson-Roosevelt-Kennedy progressive, as Bernays was. And they capture the thinking of progressive opinion. So, President Wilson, he held that an elite of gentlemen with “elevated ideals” must be empowered to preserve “stability and righteousness,” essentially the perspective of the founding fathers. In more recent years, the gentlemen are transmuted into the “technocratic elite” and the “action intellectuals” of Camelot, “Straussian” neocons and other configurations, but throughout one or another variant of the doctrine prevails".

Gracias a Myrta por el enlace!

4.7.09

la izquierda y lo identitario

El profesor de Derecho y querido amigo Juan Pablo Mañalich nos envía este provocador artículo de Le Monde (Bo Rothstein, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.), publicado en La Nación (Chile). El tema -que estuvimos discutiendo con alguna informalidad durante el semestre- es el de las implicaciones de las políticas y los reclamos identitarios. ¿Puede hablarse de una izquierda estadounidense? ¿Constituyen los movimientos identitarios en ese país una izquierda que pueda entenderse como oposición efectiva a las políticas liberales hegemónicas allí? ¿Proveen las políticas identitarias para avanzar cambios de carácter estructural? ¿Cómo nos insertamos nosotros en este asunto? ¿cómo definimos nuestra izquierda y cómo estas políticas identitarias se escenifican aquí?

Ese ha sido el tema de mesa y en este artículo, la respuesta a estas preguntas es que no. De hecho, en el artículo se culpa a las políticas identitarias de provocar el fracaso de los gobiernos de izquierda en Europa aún cuando con el clima de inestabilidad del neoliberalismo se hubiese esperado que los gobiernos de izquiera ganaran:

"...¿Por qué los partidos de izquierda han sido incapaces de transformar en una cuestión polí tica estas constataciones empí ricas? La reducción de las desigualdades sociales y económicas mediante diversos sistemas de protección social, servicios sociales y una enseñanza pública de calidad parece pagar. Esa fue tradicionalmente la estrategia de la izquierda y los críticos neoliberales de esta ideologí a polí tica hoy fracasan. Habida cuenta del hundimiento de los mercados financieros, de la derrota ideológica del programa neoliberal y de las múltiples investigaciones que ponen en evidencia las ventajas de una mayor igualdad social y económica, la izquierda debiera haber ganado.

La razón de este fracaso no es tan evidente. Una posibilidad es el abandono por la izquierda en Europa de su más antiguo y mejor aliado, a saber, el proyecto de una  polí tica que se apoye sobre la idea de la Ilustración, y su idea concomitante de la existencia del hombre universal, y de allá los derechos humanos universales. En lugar de eso, las prioridades políticas de los partidos de izquierda se han hallado dominadas por un pensamiento posmodernista, antiempirista e intelectualmente oscuro. Este pensamiento parece incapaz de imaginar que una polí tica pueda reposar en una combinación de visiones ideológicas de lo que es normativamente bueno y de estudios empíricos sobre lo que es posible en el plano práctico. Del mismo modo, la izquierda en gran parte ha abandonado la idea de una polí tica fundada en los derechos humanos universales y ha sido sobrepasada por lo que llaman la polí tica identitaria. En lugar de impulsar una política para todos, la izquierda se ha convertido en un conglomerado de fuerzas que se esmera en poner por delante los intereses de diversos grupos cuyos miembros se consideran oprimidos debido a su identidad común y marginalizada, trátese de raza, de religión, de orientación sexual, de especificidad de sexos, de intereses culturales, de handicaps fí sicos y mentales, etc.

Casi por definición, la política identitaria es antimayoritaria y factor de divisiones. Así  es como esta forma de polí tica creó de facto una mayoría contra ella misma, pues se apoya en una ideología que pone en primera lí nea la movilización política contra la mayoría. Es igualmente muy difícil constituir una mayorí a polí tica sobre la adición de políticas identitarias, ya que, en realidad, esos grupos diversos tienen muy pocas cosas en común. Así , los homosexuales tienen poco que compartir con la mayoría de los inmigrantes de los países del Medio Oriente, que tienen a su vez pocas posibilidades de comprender las políticas formuladas por personas afectadas, por ejemplo, de obesidad. Las injusticias y la marginalización resentidas por los diferentes grupos son específicas de cada uno de ellos y no pueden ser generalizadas a los otros.

La consecuencia práctica de esto es que la prioridad otorgada previamente por la izquierda a programas sociales universales ha sido reemplazada por programas que se dirigen a grupos identitarios especí ficos. De esta manera, la polí tica de izquierda, más que agrupar, se ha hecho antimayoritaria. En conclusión, el giro posmodernista del pensamiento político de izquierda ha marginado su proyecto político tradicional; y eso ha desembocado en esta sorprendente derrota electoral".

¿Estamos de acuerdo con Rothstein? ¿Qué podemos decir de este tema en el contexto estadounidense? ¿en el nuestro? Gracias Juan Pablo por provocarnos a continuar el debate desde la distancia!

2.7.09

el Derecho despoja al conflicto de su carácter (Atria 3)

Continua Atria sobre las razones para creer que la política no puede -como vimos en la primera visión (1)- sujetarse al derecho:

-"me gustaría ofrecer algunas razones para creer que la política no puede estar sujeta al derecho, porque no hay nada sobre la política.

-En su aspecto más abstracto, la idea es que la política es algo que necesita ser restringido. ¿Qué es lo que la restringe? Respuesta: los derechos fundamentales, que deben entonces ser ‘elevados’ del campo de batalla de la política del poder a un foro más alto, legal".

 Y dice Atria:

- "Decir que la política es sobre todo lo demás significa que la comunidad deja de ser valiosa cuando esos derechos (deberes) muy básicos entran al campo de batalla político. Ahora no tengo ninguna razón para aceptar el desacuerdo, y sólo razones estratégicas pueden evitar que me dedique a la desobediencia o la rebelión o la revolución. Nótese que, habiendo aceptado el planteamiento de que la comunidad es un concepto interpretativo, tendríamos que rechazar la afirmación de que el derecho es el medio a través del cual se resuelve el desacuerdo interpretativo acerca de la comunidad. El derecho representa un juicio interpretativo: que la noción de comunidad recuperada interpretativamente es una noción que coincide con los límites nacionales, y sus miembros son ciudadanos. Pero podría haber interpretaciones en competencia: la afirmación post-interpretativa podría ser que la comunidad relevante es la que formo yo y mis compañeros trabajadores, unidos contra la explotación capitalista, o mis compañeros pro-life, unidos en la defensa de la inviolabilidad de la vida (o, desde luego, mis compañeros pro-choice, unidos contra el sometimiento de las mujeres), o mis compañeros mapuches, unidos contra el huinca

-Una vez que consideramos este tipo de conflictos vemos que la política no puede estar sujeta al derecho, porque el derecho no es una narrativa ‘maestra’ neutral de la comunidad, sino sólo una más en competencia. El juicio interpretativo arraigado en el Derecho define al conflicto político como siempre comunal en el sentido de que es siempre-ya un conflicto entre ciudadanos, lo que significa que los límites y la naturaleza de la comunidad no pueden ser discutidos. Al hacer esto, el derecho cumple una función ideológica, en tanto hace necesario lo que es contingente. 

-Debemos resistir la estipulación del conflicto como siempre-ya comunitario porque ello impone un a priori donde debería haber una cuestión reflexiva.

‘Derecho’ es el nombre que le damos a tal estipulación".

 Y copio aquí esta nota al calce que resume gran parte de su crítica, la cual ilustra con los planteamientos de Simone Weil:

-"La idea del abogado de que los derechos no son verdaderos derechos si no son judicialmente protegidos, de que, como dijo la Corte Suprema argentina “es imposible defender la Constitución sin el poder para invalidar las leyes que se le oponen”, puede ser visto como una consecuencia de la retórica del lenguaje de los derechos: “la noción de derechos está ligada a la noción de compartir, de intercambio, cantidad medible. Tiene un sabor comercial, esencialmente evocativo de afirmaciones y argumentos legales. Los derechos siempre son afirmados en un tono de contienda; y cuando este tono es adoptado deben estar apoyados por la fuerza, de otro modo serían motivo de burla” (Simone Weil, “An essay on human personality”, reimpreso como apéndice de McLellan, Simone Weil, Utopian Pessimist, Londres: Macmillan, 1989, p. 279). 

-Para impedir que los derechos sean ‘motivo de burla’ debe ejercerse la fuerza, y en las democracias liberales esto sólo puede ser, o así parece, a través de alguna forma de imposición judicial. Pero la justicia no es reductible a los derechos: “la justicia consiste en velar por que no se haga ningún daño a los hombres” (id. p. 286), por lo que las instituciones justas deberían ser diseñadas de modo tal que las haga atentas al grito que señala injusticia, “¿por qué se me hace daño?” (id. p. 274). Pero los derechos no son propicios para la atención: “si le dices a alguien que tenga oídos para escuchar: ‘lo que me estás haciendo no es justo’ podrías tocar y despertar en su fuente el espíritu de atención y amor. Pero no sucede lo mismo con palabras como ‘tengo un derecho...’ o ‘no tienes derecho a...’. Éstas evocan una guerra latente y despiertan el espíritu de contienda. Ubicar la noción de derechos al centro de los conflictos sociales es inhibir cualquier posible impulso a la caridad en ambos bandos”. (id. pág 280). 

-Formular un conflicto en el lenguaje de los derechos implica, por una parte, que la posición por defecto es que el tema no es negociable, que está de alguna manera más allá de discusión: “si alguien trata de intimidar a un granjero para que venda sus huevos a un precio reducido, el granjero puede decir: ‘Tengo derecho a quedarme con mis huevos si no consigo un precio lo suficientemente bueno’” (Weil, “An essay...”, cit. p. 280). 

-Cuando se aplica la retórica de los derechos a lo que en el texto principal llamo deberes básicos, ésta también distorsiona la representación de los conflictos, los despoja de su verdadero carácter; y por esto Simone Weil agrega inmediatamente: “pero si una joven es prostituida en un burdel, ella no hablará de sus derechos. En semejante situación la palabra sonaría ridículamente inadecuada”. Esta es la razón fundamental por la cual “la noción de obligaciones viene antes que la de derechos, que es subordinada y relativa a la anterior” (Weil, The Need for Roots, Londres: Routledge, 1995; orig edn 1945, p. 3)".

 (notas y referencias, excepto las de Simone Weil, fueron suprimidas).

Salud!

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