Me parece muy interesante y propicio analizar una serie de eventos en los últimos dos años en términos de las reacciones que han provocado sobre el debate de la libertad de expresión en cuanto a los actos de protesta se refieren. Le he seguido la pista al menos a cinco eventos recientes que han provocado en el debate público directa o indirectamente (creo que más indirectamente), la discusión de si los actos de protesta X se pasan del límite permitido (de la raya). El viernes en la columna de El Nuevo Día, Mari Mari Narváez utilizaba la ironía para atraer la atención sobre los argumentos de quienes criticaron el acto de protesta de Tito Kayak porque intervenía con el derecho de ocho trabajadores (que fueron al tribunal y se unieron a la protesta de la Asociación de Constructores de Hogares, esto es, los desarrolladores) a "ganarse sus habichuelas". ¿Hasta donde van a llegar los actos de protesta de Tito?, dicen algunos. Hoy, el Nuevo Día lanza una serie de tres artículos donde analiza los actos de protesta de Tito en asuntos que para él tratan de justicia social y entrevista a varios ciudadanos que dan su opinión sobre lo apropiado o no de este tipo de protesta.
Creo que sería interesante abordar al menos algunos eventos, las reacciones del público y el tradicional debate de "hasta donde "el uso de la libertad de expresión y el derecho a la protesta y contra qué se contrapone en determinados eventos. Aquí les recuerdo algunos de los últimos debates y sucesos en Puerto Rico que giraron sobre este punto.
1. Vieques- el uso consistente de la desobediencia civil donde en un periodo de dos años miles de personas fueron entrando consistentemente al campo de tiro hasta que la Marina se fue. Se debatían muchas cosas (aunque había un tipo de concenso sobre el uso de la desobediencia), entre éstas el uso de "la violencia" como cortar las verjas y eventualmente el acto de protesta cuando se destruyó el puesto de observación de la entrada del Navy.
2. Camioneros- las protestas de los camioneros en la entrada de la isleta de San Juan y otras avenidas que paralizaron el tránsito provocaron un rechazo casi masivo a esa estrategia sindical. La gente llamaba a la radio furiosa por el tapón y hasta se presentaron proyectos de ley para limitar las horas y días de protestas de este tipo.
3. la huelga de estudiantes en la UPR- aparte de los conflictos de legitimidad de cierto grupo de estudiantes como representativos o no, el debate incluyó si el derecho de los estudiantes a protestar (fueran 5 o fueran 20,000) podía incluir el cierre del Recinto como mecanismo de protesta y de presión ante la administración universitaria. La discusión llegó al punto de que un ex presidente y otros miembros de la comunidad universitaria aludían a que "los estudiantes vienen a la universidad a estudiar" y no deben interferir con "el derecho de otros a hacerlo".
4. La protesta de los estudiantes de la UPR cuando impidieron la entrada al teatro del Recinto- nuevamente el debate giró en torno a si el acto de protesta era válido o si se limitaba a dar rondas y piquetear frente al Recinto contra la privatización del teatro. Según muchos, no debía ni podía incluir el impedir que se llevara a cabo la actividad organizada por la presidencia para un sector exclusivo. Todavía se debaten las sanciones a estudiantes por impedir la actividad.
http://www.elnuevodia.com/diario/noticia/puertoricohoy/noticias/universitarios_denuncian_persecucion/317203#comentarios
6. Rumores de huelga en la UPR (Hermandad de Empleados)- Más allá del debate de si existe para estos empleados un derecho constitucional a la huelga, me parece interesante que para ciertos sectores sea incuestionable que el ejercerla no incluya la posibilidad de ejercer presión al patrono deteniendo las labores mediante el cierre a la entrada a los lugares de trabajo (en este caso, el Recinto). Sin pasar juicio sobre esto, lo que me interesa es el análisis de la reacción a lo que es admisible o no y porqué se piensa así. (en el último episodio no hubo discusión sobre este punto, sino más bien cierto concenso de que eso era inconcebible a raiz del número de veces que se ha hecho en el pasado)
7. Protesta y derrumbe del portón de Ocean Park- Algunos lo justificaron ante la inacción del gobierno debido a lo evidente de la ilegalidad de los portones que limitaban al público el acceso a la playa. Otros, en la radio y en el discurso oficial, hablaron de que eso era tomarse la justicia en sus manos, algo intolerabe en un país de "ley y orden".
En fin, Mari Mari ironiza a quienes pretenden que el derecho a la libertad de expresión y a ejercer la democracia en forma de protesta sea cierta ilusión de "democracia light" (ver enlace a su columna en un post abajo): aquellos que plantean que la protesta sea exclusivamente en el perímetro designado por el Superintendente de la policía y mediante actos que de ninguna forma intervengan con la "normalidad" de los eventos diarios del país. Para otros, eso es inconcebible: Hablar de "tu derecho llega hasta donde empieza el mío", simplifica demasiado, por no decir, trivializa el debate. Mucho se ha escrito sobre eso en términos teóricos y normativos, pero invito a reflexionar más allá de esto, sobre los supuestos de las reacciones a estas protestas, las opiniones y disgresiones sobre estos puntos en nuestro país en contextos como los reseñados, y si se puede, a trazar una línea conductora que busque explicar la tolerancia o intolerancia a este tipo de actos. ¿Existe en Puerto Rico a este punto de forma generalizada, como sugiere Mari Mari, cierta premisa inarticulada y hasta irreflexiva, que pretende trivializar/homogeneizar o encapsular lo que son los actos de protesta y limitarlos a aquello que no implica disrupción de la "normalidad"? Si es así, ¿en qué contextos y porqué? ¿Porqué el discurso de que este país es uno de "ley o orden" aparece en contextos condenatorios de estos actos de protesta y no en otros?