18.10.09

NO. NO. que sepa el gobierno que NO estamos dispuestos a un regreso al pasado

Tenía pendiente colgar aquí la columna de Mayra Montero del domigo pasado. Si alguien no la leyó, recomiendo su lectura y ojo con su argumento que creo que no debe pasar desapercibido. Mayra trae una aguda y atinada referencia a los aires de clima represivo que este gobierno trae del pasado, aires y discursos que fueron el caldo de cultivo de acciones como la del Cerro Maravilla y que sus figuras claves parecen repetir hoy una y otra vez . 

Algunos irresponsablemente le siguen el juego a esto en los medios y hay que decirle que NO, que NO, que NO. No caeremos esta vez en esa canción trillada que busca justificar, mediante el miedo y la cacería de brujas, la represión, la persecusión, el carpeteo, la vigilancia e intervención con la intimidad de las personas, la fabricación de casos, la criminalización de los estudiantes, los infiltrados y agitadores profesionales que intervienen para hacer quedar mal a los manifestantes. NO, NO estamos dispuestos a una vuelta a ese pasado, aquí el pueblo no está haciendo otra cosa que no sea exigir válidamente sus derechos y son ellos los que no quieren escuchar, los que OPTAN por reprimir y amenazar, los que se alejan del ideal democrático con sus acciones, los que se empeñan en la arbitrariedad y el abuso y entonces buscan justificar eso llamando terroristas a los ciudadanos. 

Como señala Mayra, la semana pasada fue Rodríguez Ema y en estos días (ver hoy) el notorio Figueroa Sancha, quien ya antes había dicho sin problemas que están tomando fotos de los manifestantes porque según él la constitución prohibe llevar un record de la persona por afiliación política pero su interpretación de afiliación política no es lo mismo que lo que el llama "actividades criminales". ¿Qué buscan? ¿Qué persiguen con esa vuelta discursiva? Ojo a los medios, que el sector mediático no se preste para esto. Y que no pase como algo normal. Digamos NO a esta vuelta al pasado.

Dejo la columna de Mayra para que quede en nuestra bitácora.

11-OCTUBRE-2009 | MAYRA MONTERO

Antes que llegue el lunes 

Adelante

Ahora amenazan con el Patriot Act. Amenazan con mandar a los manifestantes a Guantánamo. Y estamos empezando. ¿Qué más tendremos que oír de aquí al jueves, o de aquí a fin de año? ¿Nos contarán que tienen confidencias de que unos subversivos atacarán unas torres de televisión?


No sé si soy yo sola, pero tengo en la boca esa arenilla, el oscuro regusto del Cerro Maravilla. Como si no hubiera bastante incertidumbre en la calle, como si no tuviéramos suficientes masacres y asaltos y crímenes por causa del narcotráfico, un fantasma empieza a recorrer el País: el fantasma de la represión de Estado. La palabra terroristas no se ha colado por casualidad en el discurso de un hombre que, a las pocas horas de ocupar la Secretaría de la Gobernación, adopta esos aires de reyezuelo herido. Sólo le falta la casaca, pueden cerrar los ojos: casaca y sable.


Lo que se está oyendo mete miedo. No por el contenido de las amenazas, las medidas que dicen que van a tomar, esas advertencias a los camioneros de que los arrestarán, de que les quitarán no sé qué licencia federal que les permite entrar a los muelles. A los muelles de su país, que conste. De su país país.


Lo que preocupa, y mucho, es el talante que empieza a perfilarse, la vocación de amedrentar, esa prepotencia que se descontrola. Y una idea fija, corrosiva y fija: acorralar al que se salga del rebaño, o al que intente hacerlo; declararlo enemigo de la patria, aislarlo y marcarlo como un apestado.


¿No es ese el caldo de cultivo que empezó a hervir hace treinta y pico de años, y que tuvo como resultado una “lección ejemplar” en la fecha oportuna, o sea, un escarmiento con sangre para que los demás cogieran miedo?


Cuando el Gobernador se presenta en un programa de chistes -digo de chistes y no chismes, de chismes son casi todos-, y se expone a la guasa, se expone al delantal con huevo, se expone a ese desafortunado diálogo, donde lleva las de perder frente a dos hombres que tienen gran manejo de la escena y que mantendrán su estilo, aunque los visite el Papa, debe ser porque sus asesores le dijeron que lo hiciera. Y debe ser, sobre todo, porque le han tomado el pulso a la calle, le han cogido miedo a la calle, y es a la calle (que en la mente de ellos es una masa amorfa, con una máscara igual que la de la muñeca) a quien deben dirigirse. Entonces, hablarle a la calle, para estas personas, es hacer una estelar aparición en el programa de la Comay. Un programa al que han ido todos los políticos, de acuerdo, casi siempre cuando están en campaña, y al que va otra gente para aclarar ciertos asuntos, líos de cama. Pero van en muy distinta tesitura, con otro aplomo. Por ejemplo, una señorita que se hace llamar Dulce y que tuvo un interludio con un cantante de rancheras, mostró particular aplomo.  El Gobernador se sentó en la misma silla que Dulce, pero estaba azorado, se le notaba incómodo. Su propósito, que quedó claro, era leerles la cartilla a los manifestantes. Amenazarlos con los federales, con la cólera de Dios. Es decir, fue al programa de más amplia audiencia, aunque le regalaran un trágico delantal con huevo -fue insondable el regalo, él no lo comprendió- para decir que se puede protestar, pero sin molestar. Básicamente lo que dijo es eso.

¿Y qué clase de protesta de zombies sería una protesta que no interrumpe nada, que no interfiere con nadie, que no mortifica o no se hace sentir? Por supuesto que hay unos límites para los manifestantes, en todas partes del mundo ponen perímetros para que la gente no se acerque a la casa de gobierno o no bloquee el paso de las ambulancias. Pero ya. Pretender que la vida siga y que transcurra el día como los demás, es absurdo, es taimado, es en definitiva cínico.


El problema es que lo saben. La cúpula que nos gobierna viaja, no es que lean mucho los periódicos, pero algo leerán cuando están de visita en las grandes capitales del mundo. Saben que los paros nacionales, los de camioneros, los que se llevan a cabo en los aeropuertos de otros países y que interrumpen el tráfico aéreo, todas esas protestaJustify Fulls que se convocan por diferentes motivos, anulan servicios, detienen el tráfico y llegan a paralizar ciudades. Las protestas son instrumentos de presión, pero si nadie se siente presionado, ¿cuál es el uso?


Ahora amenazan con el Patriot Act. Amenazan con mandar a los manifestantes a Guantánamo para que les achuchen a los perros. Todos encadenados con uniformes color de zanahoria hervida. Y estamos empezando. ¿Qué más tendremos que oír de aquí al jueves, o de aquí a fin de año? ¿Nos contarán que tienen confidencias de que unos subversivos atacarán unas torres de televisión?


La consigna, allá arriba, es que este es un balón de prueba. Se han propuesto controlar este primer estallido, porque de eso dependen las movidas futuras, los proyectos que tienen, mucho más graves y abarcadores que los despidos de hoy.


Y ante eso, ante la incertidumbre, se impone una respuesta como la de Kierkegaard: “La vida sólo se puede entender mirando hacia atrás, pero se debe vivir mirando hacia adelante”.

 

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