El nacimiento de 42 tortuguitas nos planteó mucho más que 42 nuevas criaturas en las costas de Puerto Rico. El debate que generó su custodia desde que la mamá tortuga puso sus huevos (el Departamento de Recursos Naturales quizo llevarse los huevos a un laboratorio y los ciudadanos querían que se mantuvieran allí bajo su cuidado) nos hizo reflexionar sobre los reclamos ciudadanos de participar activamente en el cuido y manejo participativo de los llamados recursos naturales. Los ciudadanos que las vieron nacer llevaban tiempo allí velando por los huevos. Reclaman no sólo que las cuidaban de otros ciudadanos con menos sensibilidad hacia su importancia, sino que las cuidaban del gobierno mismo. Ante lo que ellos plantean, se puede ver ciertamente una desconfianza hacia la labor de las agencias del gobierno, pero además, una disposición y hasta reclamo de participar activamente en los quehaceres públicos. Se trata de un concepto de participación mucho más amplio que el que suponen las vistas públicas formales. Se trata, tal vez, de un manejo participativo donde no sólo le informen al gobierno su parecer, sino que se promueva que los individuos y grupos sean entes activos en la toma de decisiones y en la aportación de sus saberes y experiencias. Es un reclamo de democracia participativa.