5.11.07

1970: Campaña las playas pal Pueblo

Las campañas en reclamo del acceso a las playas y espacios públicos no son nuevas, aunque hemos corroborado cambios en el discurso y las razones que las acompañan. Del 1969 al 1971, el Movimiento Pro Independencia y luego el Partido Socialista Puertorriqueño inició la Campaña Las Playas pal Pueblo. Denunciaban los planes del gobierno para vender terrenos públicos a corporaciones extranjeras (norteamericanas y japonesas), la falta de acceso a las playas mediante la privatización, quitándole el espacio a las familias puertorriqueñas trabajadoras y la privatización de las playas por las bases militares estadounidenses.
Entrevisté a uno de los líderes de esta campaña, Manuel De J. González, destacado líder del MPI, PSP y del periódico Claridad. Manuel tuvo la gentileza, además, de mostrarme su carpeta. Ese documento que recoje la práctica ilegal y violatoria de los derechos civiles en la que el gobierno, a través de la División de Inteligencia, perseguía y recopilaba cada paso de todo aquel que considerara independentista y socialista o colaborador de estos movimientos. En la carpeta de Manuel se detallan cada una de las reuniones y actividades dirigidas a concienciar sobre el problema de la falta de acceso a las playas para los sectores populares y puertorriqueños en general. En especial, aquí transcribo la recopilación que hizo el agente de inteligencia de lo que él percibió fueron los sucesos del 15 de noviembre de 1970, donde varios manifestantes hicieron desobediencia civil en el Hotel Caribe Hilton, exigiendo que se devolviera la playa privatizada por este hotel para el acceso de todos los puertorriqueños. Más adelante, también les comparto un artículo de Manuel de J. publicado en 1970 en Claridad sobre esta campaña.
Gracias a Manuel por permitirme el acceso a estos documentos y por narrarme su experiencia.

15 de noviembre de 1970

A: Jefe Oficina de Inteligencia
De: Sgto. Teodosio Marcucci
Asunto: Protesta de la FEPI en el Hotel Caribe Hilton
A la 1:30 P.M. de hoy, dio comienzo en el lobby del hotel Caribe Hilton, la actividad programada por la FEPI como protesta al uso de la playa por dicho hotel. Un grupo compuesto por alrededor de cincuenta individuos llegaron a la entreda del hotel con la intención premeditada de cruzar ellobby y llegar hasta la playa.
Este grupo estaba dirigido por Manuel de J. González C-29064.
Al llegar en forma de tumulto a la entrada, el paso les fue bloqueado por guardianes de la seguirdad del hotel, dirigidos por el Sr. Ramos y por empleados del hotel.
Además, llegó un grupo de oficiales y policias dirigidos por el Capitán Crespo. Al impedírseles el acceso al interior del hotel, el grupo se sentó en el suelo y comenzó a cantar canciones patrióticas así como epítetos en contra de los americanos.
Al permanecer sentados en medio del pasillo, obstruyeron por completo el libre paso de personas. Ante esta situación, el Capt. Crespo llamó al líder del grupo, Manuel De J. González, para que razonaran y se movieran. Este no entró en razones y trataron de entrar a la fuerza, agrediendo en su intento al empleados del hotel que le impedían el mismo.
Fue en este instante que los empleados repelieron la agresión con puños y palos, haciendo que el grupo se dispersara. Varios empleados fueron agredidos, lo cual provocó el arresto de 10 personas.
Los arrestados fueron conducidos ante la presencia del Juez Pedro J. Martínez, el cual procedió a acusar a cinco de éstos, dejando sin acusación a cuatro. Uno quedó pendiente por ser menor.

Los acusados son los siguientes:
[Se detalla el nombre y delito imputado a cada manifestante y en la mayoría de las ocasiones, el número de carpeta que la división de inteligencia le había asignado. También se describe a los abogados que los representaron, con su número de carpeta!]
Mientras se llevaban a cabo las vistas en la sala de investigaciones, frente a ese tribunal se montó un piquete compuesto por 45 personas aproximadamente. De estos, 25 portaban cartelones. Los mismos eran alusivos a la brutalidad policiaca y el uso de las playas por el pueblo. (páginas 000689 y 000690).
A continuación la columna de Manuel, publicada en Claridad en 1970.
La Colonia al Desnudo: El Pueblo y las Playas
Por: Manuel de J. González (columnista huésped)
Claridad, 16 de agosto de 1970. Año XII, Núm. 269, Pág. 9

Cuando se inició la campaña por el rescate de las playas para el pueblo, se establecieron algunos objetivos: detener la entrega del Escambrón, la Piscina Olímpica y el Sixto Escobar a una empresa japonesa; obligar a que se cumpla la ley y se abran todas las playas, al uso del pueblo, incluyendo la del Caribe Hilton y las del ejército; que se detenga la construcción de hoteles y residencias en la arena y que se construyan accesos en aquellos lugares donde ya se construyeron hoteles.

Para los ojos de algunos, la campaña parecía concretarse al Caribe Hilton e indiscutiblemente este es el problema que más indigna, pero no es el único. Con respecto al Escambrón ya la Administración de Ferré parece tener concluidos los preparativos para entregarle el área a la empresa japonesa y Dora Matos ha dicho que la playa continuará siendo pública. Públicas también aparentan ser las playas detrás de los hoteles La Concha y El Condado; sin embargo, no existe ningún acceso que permita la entrada libre del pueblo. Si Dora Matos y Ferré quieren evitar las protestas del pueblo sobre ese punto, lo que le corresponde es probar lo que dicen y no precisamente con palabras vagas. Sin embargo, el problema del Escambrón no se reduce al futuro que habrá de correr la playa. Allí están en juego también dos de las pocas facilidades recreativas que tiene la población de San Juan: el viejo parque Sixto Escobar y la Piscina Olímpica, usadas fundamentalmente por la población de Puerto de Tierra que quedaría sin ningún tipo de facilidad recreativa.
Nos enfrentamos a un gobierno—el que se fue y el que está—para quienes el dejar hacer a las empresas capitalistas es algo sagrado. Parece que creen o quieren hacer creer, el viejo cuento de que los intereses del pueblo se garantizarán en el libre juego de la competencia y el mercado. De esto se desprende una ausencia casi absoluta de planificación verdadera. Y como las empresas no se preocupan por la recreación y el esparcimiento del pueblo, estas cosas no existen. Cuando existen y alguna empresa las codicia, no vacilan en cederlas.


En Piñones existe una comunidad asentada allí por largos años. Allí tienen sus negocios, su pesca y su escasa agricultura. Unas empresas yanquis planean construir hoteles de lujo en esas playas y ya el gobierno empezó el desalojo de las familias, la destrucción de la comunidad. Ese es el futuro de todo nuestro litoral playero si el pueblo no se moviliza, protesta y lucha. Esto le imprime importancia mayor a la campaña por el rescate de las playas. Iniciamos la lucha contra un problema que se agranda. Las invasiones al Hilton, aparte de su importancia por el rescate de esa playa, son una advertencia al gobierno de lo que tendrá que atenerse si la política de despojo continúa, si se vende el Escambrón, si no se abren accesos en todos los demás lugares y continúa la entrega de todo nuestro litoral playero.


Pero las empresas no están solas en el despojo de nuestras playas, tienen la competencia del ejército yanqui. Son muchas ya las playas que el ejército o la marina han cercado para uso exclusivo de sus oficiales. Punta salinas, la mejor playa de todo el litoral entre Cataño y Dorado, le fue usurpada al pueblo. En San Juan tienen otra y alrededor de la isla muchas más. Sobre estas gentes tampoco aplica la fuerza de la ley puertorriqueña que violan con la desfachatez. Contra esa injusticia también se dirige la campaña y se concentrará en los próximos meses.


Cuando iniciábamos la campaña por el rescate de las playas, algunos compañeros se cuestionaban su efectividad aduciendo que ese no era un problema de capital importancia y que el pueblo no iba a preocuparse por recrearse cuando tiene problemas más graves. Estos compañeros parecían no entender que el pueblo también tiene derecho a divertirse a pesar de su miseria y que si alguien tiene derecho a utilizar las playas de Puerto Rico son precisamente los puertorriqueños. Aquí está en juego la defensa de un patrimonio y el derecho del pueblo a utilizarlo. La respuesta a los compañeros que cuestionaban la campaña la ha dado la propia población de los sectores pobres cercanos a las playas. Son ellos los que tienen que apiñarse domingo tras domingo en El Escambrón o en Isla Verde mientras los yanquis disfrutan a sus anchas todas las otras playas. Esta gente ha hecho suya la campaña y la continuarán, han entrado con nosotros al Hilton y entrarán por su cuenta. Ahí está nuestro triunfo mayor.

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