El mismo día en que el Tribunal Supremo de Puerto Rico emitió la Opinión del caso Paseo Caribe (31 de julio), el Tribunal emitió una Opinión en el caso In Re Sánchez Ramos, caso en el que se cuestionaban las expresiones del Secretario de Justicia, Roberto Sánchez Ramos, por decir que en nuestro sistema de justicia existe una doble vara que trata de manera desigual a ciertos ciudadanos. Aunque el Tribunal desestima la querella contra Sánchez Ramos, emitió una Opinión en la que pone en tela de juicio y cuestiona “lo apropiado” de las expresiones del Secretario. De hecho, el Tribunal emitió un regaño al Secretario por sus expresiones. Más aún, el Tribunal le lanza a los abogados y abogadas del país una advertencia a manera de recordatorio: “le recordamos a todos los abogados, incluyendo al Hon. Roberto Sánchez Ramos, Secretario de Justicia, su deber –como celosos custodios de la imagen de la justicia- de observar una conducta que se caracterice por el mayor respeto hacia los tribunales".
El Tribunal señala “la moderación y la prudencia” como herramientas para lo que llama “ataques injustificados” por parte de los abogados y alude a la obligación de un “respeto hacia los tribunales” y “desalentar y evitar ataques injustificados contra los jueces” para “la buena marcha de los procedimientos judiciales y la confianza que el público deposita en ellos”.
"Creo firmemente en que, no sólo los abogados y abogadas, sino todos los puertorriqueños (as) debemos propiciar que en nuestro país, los debates en la esfera pública, la discusión y la deliberación -tanto en los medios como en todas nuestras instituciones- alcancen un mejor y más significativo panorama de respeto y debate sustantivo. Las medidas que se adopten para esto, sin embargo, no deben ir dirigidas, so pena de faltar al “mayor respeto” a las instituciones, a coartar uno de los objetivos principales de la libertad de expresión, que es el cuestionamiento y fiscalización por parte de la ciudadanía de esas mismas instituciones. Todo lo contrario, el criterio en una sociedad que siga los principios democráticos debe ir dirigido a fomentar la mayor libertad posible para precisamente criticar esas instituciones haciendo uso de las garantías de libertad de expresión. Mientras más restricciones y limitaciones le pongamos a ese ejercicio, mientras más haya quien tenga la exclusividad de vigilar y controlar expresiones, más control y abuso de poder existirá de parte de unos pocos sobre las libertades individuales y colectivas del resto, y más estará en riesgo nuestro sistema democrático.
...es vital que hagamos crítica a los procesos judiciales y podamos evaluar y criticar libremente el sistema de justicia. Ese deber es también parte del deber principalísimo de los abogados y las abogadas en una sociedad democrática. Asimismo, todos tenemos socialmente ese derecho y esa responsabilidad. Sólo así podemos contrarrestar el peso que significa que como pueblo no tengamos control directo sobre la composición y el poder que tiene esta institución sobre muchas facetas de nuestra vida. Nuestras instituciones están llamadas a no desalentar y sí a propiciar este proceso...".