Correspondencias
la naturaleza es un templo donde vivientes pilares
dejan a veces salir confusas palabras;
allí el hombre atraviesa bosques de símbolos
que lo observan con miradas familiares.
como largos ecos que de lejos se confunden
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche y como la claridad,
aromas, colores y sonidos se responden.
hay perfumes tan frescos como carnes de niño,
suaves como oboes, verdes como praderas
–y otros corruptos, ricos y triunfantes,
que tienen la expansión de las cosas infinitas,
como el ámbar, el almizcle, el benjuí, el incienso
que cantan los éxtasis del alma y de los sentidos.
-Charles Baudelaire
Las flores del mal
Traducción de Lilliana Ramos Collado