12.5.09

Cartagena, Benjamin y Asja


Andamos por Cartagena, Colombia en el 10Mo. Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento, para presentar los resultados de una investigación interdisciplinaria en la que he participado en los últimos dos años con otros dos investigadores del Centro de Investigaciones Sociales y el de Investigaciones Interdisciplinarias de la UPR. Grande Cartagena, verdaderamente precioso!. (luego ofreceré detalles).

Pero por acá trajimos de paseo a Walter Benajmin y a su espléndido diario de sus dos meses en Moscú (Moscow Diary). Ya citamos algo en el post anterior y que espero poder disfrutar por acá intensamente de los días rusos de Benjamin.

Benjamin estuvo en Moscú de visita desde el 6 diciembre de 1926 hasta fines de enero del 27, principalmente movido por su aficción y pasión por Asja Lacis, una mujer con una historia fascinante, rusa, activista comunista, actriz y emprendedora de un proyecto de teatro popular y proletario para niños. Asja y Walter tuvieron una relación intensa, se conocieron en Capri y coincidieron en Berlin y en Moscú. La visita de Benjamin a Rusia se debió en gran medida a ella y a la pasión e intelectualidad que le generaba, por un lado, y a su intención de mirar de cerca la posibilidad de integrarse en el Partido Comunista, cosa que descartó luego de la visita.  El diario, detallado en temas de la cotidianidad, incisivo y libre de auto-censura, recoge su experiencia en esos dos meses y da cuenta de la sociedad rusa en esos años. Por acá iremos citando algunas de las partes más fascinantes y las tiernas miradas benjamianas a Asja y al Moscú de esos días, según los vaya encontrando en estos mis días cartaginenses!

12 diciembre

'Reich took a walk with Asja in the morning. Then they dropped in on me - I was still in the process of dressing. Asja sat on the bed. I got a great deal of pleasure out of the way she was unpacking my suitcases and tidying up my things; in the process she picked out two ties for herself that she liked. Then she recounted how she used to devour trashy serial novels when she was little. She would hide the small booklets from her mother in her schoolbooks, but one day she had acquired a large bound volume of Laura and it came into the hands of her mother. On another occasion, she ran out of the house in the middle of the night in order to get the next installment of a dime novel from one of her girlfriends. The latter's father was at an utter loss when he answered the door he wanted to know what she was doing there, and realizing the mess she had gotten herself into, she replied that she herself hadn't the faintest idea'.

W.B., Moscow Diary, pág. 19.

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