In Re Pueblo v. Flores Flores. (Digo yo)
La virtud es adictiva. El placer de fabricar la verdad y vivirla como ciencia moral envicia.
La virtud es adictiva. El placer de fabricar la verdad y vivirla como ciencia moral envicia.
Se debe sentir bien rico eso de decirle a los demás como tienen que vivir, y clasificarlos, juzgarlos, asignarles número en la escala de santidad. Sentirse mejor que todos, sentirse más trascendentales que usted y yo: superiores, selectos, seguros, ¡qué rico!
Quitarle el monopolio del bien a la religión es el bad trip de los adictos al culto. Quitarles el control sobre la moralidad es dejarlos sin droga y negocio. Protestan, como cartel narcotraficante de su propio vicio. Insisten, con mucho ruido, en meternos la jeringuilla con o sin permiso. Aprovechan los excedentes de ansiedad de un mundo convulso para distribuir su verdad como si fueran los únicos dueños del punto.
Todo es oposición a liberar costumbres, alegando una próxima legalización del bestialismo, la pederastia y el canibalismo como consecuencia inevitable. Se propone como Cuco la vuelta a la barbarie con cada nueva ley desreguladora del enjambre social judeocristiano. Cada libertad ganada sería un paso atrás—dicen.
¡Mentiras del demonio! Son los fundamentalistas de la fe los que quieren que volvamos atrás pero sin decirnos cuán atrás. Pregunto, ¿cuán atrás? ¿Al momento en que se le negaba el voto a las mujeres y existían subordinadas al albedrío de los hombres? ¿A un pasado esclavista y negrero? ¿A un mundo plano? ¿A las guerras santas? ¿O aún más atrás?
Habría que curar al mundo de este dengue veraniego: un tanque de fumigación contra el vicio de la virtud. Aguantaría la peste insecticida con tal de bajarles el volumen. Levantarse al otro día con un aire menos tóxico, sí. Respirar en una atmósfera de esperanza, respeto y tolerancia, al fin.
Dios es veneno en la boca de esta gente. Los mártires de ayer quieren ser las bestias del circo mediático de hoy. Narcisistas son; el disfraz de virtud apenas les cubre la soberbia.
Habrá que amarlos, hasta que aprendan.