Ya en otras entradas hemos reseñado y compartido algunos fragmentos que ponen a la luz las objeciones de filósofas y teóricas políticas como Simone Weil y Hannah Arendt respecto a los partidos políticos (Ver aquí), la democracia representativa y la acción ciudadana. En este fragmento del libro de Cristina Sánchez, Estar (políticamente) en el Mundo, Sánchez, refiriéndose al tema de la acción en la teoría arendtiana, explica como los consejos le sirven a Arendt para "visualizar espacios para la participación directa de los ciudadanos". Va un fragmento:
"¿Qué estructuras políticas hay que puedan preservar la participación cívica sin la presión de los partidos? ... Inmediatamente cabe preguntarse entonces por qué la acción política no se ejerce mediante la democracia representativa. ¿Qué es lo que se pierde (de cara a la acción) con la representación y los partidos y se gana con los consejos? Arendt analiza con distancia crítica la democracia representativa: la presencia de los partidos no deja espacio para la acción de la ciudadanía. Los partidos ocupan el espacio público-político y a los ciudadanos les queda el espacio de la urna. La crisis de este sistema se ha producido, en su opinión, porque se han perdido las instituciones y los espacios que permitían la participación directa de la sociedad civil, y por otro lado, por la profesionalización y burocratización de los partidos. Así pues, la política deja de ser una actividad de la vida activa de cualquier ciudadano, y se convierte en la actividad de los "expertos" profesionales. Frente a este panorama sombrío, los consejos recogen la idea del pensamiento romano de la potestas in populo, esto es, del pueblo como el lugar del que nace el poder.
Su propuesta, por consiguiente, lejos de propugnar un abandono de la democracia representativa, señala las limitaciones del sistema representativo -las tensiones entre democracia y república- e incide en extender la posibilidad del actuar político a todos los ciudadanos. Frente a la crisis de la democracia estadounidense de los setenta, y en consonancia con las demandas políticas de una mayor participación de la ciudadanía, Arendt sugiere combatir la desafección hacia la política y la crisis de legitimación de la democracia liberal con más política, no identificando esta solo con la actuación del Estado y los partidos, sino con la participación comprometida e intensa de la ciudadanía en los asuntos públicos.". pp. 102-103.