8.6.08

Robyn Penrose y Vic Wilcox

Acabo de terminar de leer una novela inteligente y extraordinariamente divertida. Me la regalaron unos buenos amigos, con muy buen ojo por cierto, pues sentí que estaba hecha a mi medida (para bien o para mal ... al menos para mi disfrute (!)). Disfruté tanto leerla que me dio tristeza terminarla. Se trata de Nice Work (la versión en español es Buen Trabajo), de David Lodge, la tercera de una trilogía de Lodge sobre las contradicciones y las identidades del mundo académico. Es una novela hecha a la perfección para quien quiera divertirse riéndose de sí mismo mediante un ingenioso sarcasmo continuo sobre la vida académica. Contrapone y enlaza las contradiciones de la sociedad, específicamente aquellas que se hacen visibles mediante un encuentro entre los industriales y los académicos, encarnadas en dos personajes principales: él, Vic Wilcox, un empresario, director de industria y vivo ejemplo de la racionalidad capitalista. Ella, la doctora Robyn Penrose, profesora de literatura inglesa, feminista, devota del post-estructuralismo y de la deconstrucción. Lenguajes y perspectivas distintas....encuentros y desencuentros, ambos.

Aquí sólo uno de los pasajes que más me gustaron, de ya casi el final, luego del desarrollo de los personajes principales, y que escenifica uno de los puntos notables de la novela:

-Vic-dijo ella meneando la cabeza con tristeza- ¿cuántas veces tendré que decirte que no creo en esa clase individualista de amor?

-Eso es lo que dices tú --rezongó él.

Ella se encrespó al oir esto.

-¿Sugieres que no lo digo de veras?

-Yo pensaba que era imposible significar lo que decimos o decir lo que queremos significar -dijo él-. Pensaba que había siempre una pérdida de fuerza entre el yo que habla y el yo sobre el que se habla.

-!Vaya hombre!- exclamó Robyn, con los brazos en jarras- Aprendemos de prisa, verdad?

-Lo que quiero decir-continuó él- es que, si no crees en el amor, ¿porqué te preocupas tanto por tus alumnos? ¿Porqué te preocupas por Danny Ram? [Danny Ram es un obrero asiático al que Vic iba a despedir y ella lo impidió].

Robyn se ruborizó.

-Esto es muy diferente.

-No, no lo es. Te preocupas por ellos porque son individuos.

-Me preocupo por ellos porque me preocupo por el saber y la libertad.

-!Palabras!. Saber y libertad no son más que palabras.

-Es todo lo que hay en último extremo. Il n´y a pas de hors-texte.

-¿Qué?

-Que no hay nada fuera del texto.

-Esto no lo acepto -dijo él, alzando la barbilla y clavando la mirada en la de ella-. Significaría que no tenemos libre albedrío.

-No necesariamente -repuso Robyn-. Una vez te das cuenta de que no hay nada fuera del texto, puedes empezar a escribirlo tú mismo.

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