Ayer fue un día de esos de no olvidar. Pronto haré constar por aquí mis observaciones, pero no puedo dejar pasar más tiempo sin agradecer, felicitar y hacer constar por aquí mi admiración, a los y las estudiantes de Derecho, que ayer FUERON CIUDADANOS, sí, fueron ciudadanos de un país al que le hace falta ciudadanos más que individuos. Al ser ciudadanos, los estudiantes de derecho asumieron su responsabilidad ciudadana con el país y con la historia con ahínco, valor, rigor y ejemplo. Incólumes se mantuvieron firmes, actuaron con compromiso y valentía cuando hubo que hacerlo y democráticamente tomaron decisiones difíciles de acuerdo a las circunstancias.
Los estudiantes universitarios siempre han sido a lo largo y ancho del globo, uno de esos grupos de vanguardia; han sido en la mayoría de las sociedades los y las que constantemente se han hecho cargo de denunciar injusticia, provocar crítica, auspiciar cambio y mantener ideales de democracia e igualdad. Los estudiantes de derecho, sobre todo, preocupados por la sociedad a la que aspiran representar y a favor de la cual desean abogar, también globalmente han asumido reclamos de jusiticia, de igualdad, de libertad, reclamos propios de la ciudadanía y del ser ciudadano(a) político(a). Creer en estos conceptos requiere vivirlos. Sólo así los conceptos adquieren materialidad. En lo que a mí concierne nunca antes había visto y constatado precisamente esto en nuestro país, nunca en las dimensiones que lo ví ayer, nunca antes como lo ví en estas semanas. Sin duda puede decirse y repetirse en cualquier parte del mundo que estudiantes de Derecho puertorriqueños salieron esta semana a las calles organizados, en grupo, firmes, a encarnar estos conceptos, a exigirlos, con el deseo genuino de poder verlos materializados en nuestro país.
Hoy no me canso de decir a viva voz que nuestro país, que Puerto Rico, cuenta (contamos) con estudiantes de derecho comprometidos con una idea de país y de sociedad posible, que contamos con estudiantes que todavía apuestan a la justicia, que apuestan a SER ciudadanos. Los estudiantes de Derecho se hicieron sentir, fueron mucho más que meros individuos para convertirse en ciudadanos y así visibilizaron y encarnaron en la calle la esperanza y no la inercia desentendida. Lo digo con mucho orgullo, pero también con el gran alivio propio de la esperanza que eso nos representa. A ustedes y por ustedes, SALUD!.