El periódico Diálogo del mes de octubre publica sobre varios temas relevantes al proceso que se ha dado en la Universidad a raiz de la respuesta ciudadana a las políticas del gobierno de despidos, la política y cambios en la administración universitaria y el futuro de esta institución. Muy buena esta edición de Diálogo, pero quiero recomendar por aquí particularmente el artículo de la profesora Margarita Mergal, Despachos desde Villas del Sol, que le da una mirada a la comunidad de Villas del Sol desde la otredad que intenta ser solidaria y tener empatía. Puede accederlo en el enlace arriba en su edición digital completa, el artículo está en la páginas 32. Gracias María de Lourdes por el aviso.
Pero aprovecho la publicación de este artículo como telón de fondo de un reiterado llamado a atender la situación en Villas del Sol. Esta comunidad que lucha a diario por su sobrevivencia en las condiciones más adversas, se enfrenta a que en cada instante, en cada institución -sin excepción-se le cierren las puertas y se les niegue lo más básico. Se les ningunea, criminaliza, son objeto de racismo y xenofobia, se mira de lado cuando acuden por las vías establecidas a las que tendría derecho cualquier ciudadano, se les niegan pasmosamente los principios más elementales que a todo sujeto de derecho debe reconocérsele en corte, y con esto último -debo decir, aunque sin el detalle que merecería- los cuidadanos implicados y tantos otros, como mínimo han puesto en cuestionamiento las garantías de nuestro sistema de justicia, esas garantías incluso las más mínimas que debería ofrecer para todos y todas por igual, sin importar su origen y condición social.
Yo he estado allí junto a otros y otras en estos procesos, me consta todo esto. Es pasmoso y vergonzoso. En más de una ocasión he escuchado a profesionales solidarios -gente muy rigurosa y comprometida con su trabajo y firme creyente en la utilización de los mecanismos institucionales para hacer valer derechos- que de pronto se les (nos) escapa la fe en los prinicipios más elementales y en las instituciones que nos mueven a trabajar duro por una sociedad más justa. Ante lo que hemos presenciado no es para menos, aunque seguimos con la misma energía o quizá más.
En resumen, el trato que actualmente reciben estos ciudadanos, estos seres humanos, estas familias, es el epítome de todo un desdén a lo largo y ancho por lo más humano y elemental.
El artículo de la profesora Mergal recoge su mirada sobre algunas de estas circunstancias que detallo y recoge también, con gran sensibilidad y una mirada abierta, la luz, esperanza y firmeza que brilla allí, porqué sí, brilla mucha luz pese a todo un embate que debería ser vergonzoso para el país, sus instituciones principales y sus dirigentes.
Hacemos desde aquí, más bien reiteramos, un llamado urgente que retumbe ante las injusticias que los seres humanos en Villas del Sol enfrentan a diario; a las condiciones a las que la política que se ha utilizado en este caso implica para los niños y niñas allí; a rechazar y a indignarnos ante las arbitrariedades de las cuales somos testigos; a los y las funcionarios que atienden estos reclamos a actuar con entereza, libres de prejuicios y cónsonos con los principios de justicia y derechos humanos más elementales; al pueblo y a la ciudadanía a indignarse, a indignarse fuerte con lo que está sucediendo alrededor de esta situación.
Si esta situación no mueve a la indignación, habremos perdido nuestra humanidad.