19.4.11

columna: Delito pasional y amor moderno (Madeline Román)

19 Abril 2011

DELITO PASIONAL Y AMOR MODERNO

Madeline Román (Catedrática de criminología y sociología del derecho de la UPR)
El fenómeno del delito pasional es un inconmesurable. Siempre he preferido la categoría de delito pasional a la de violencia doméstica y esto es porque, al haber tachado el apellido que se le pone a estos delitos, “pasional”, y sustituirlo por la frase de “violencia doméstica”, no hemos sabido aquilatar las complejidades vinculadas a ese concepto, particularmente en su relación con el discurso amoroso moderno y lo que opera como su elemento constitutivo: el referente de la muerte.

La violencia contra las mujeres se ha agudizado e intensificado de manera dramática con todo y Ley 54; con todos los virajes y cualificaciones de los discursos y las políticas públicas; con todo y la Procuraduría de las Mujeres, lo que fuerza a atender la interrogante, ¿qué es lo que en la reflexión hemos dejado de lado? Como sabemos, hay una complejización cada vez mayor de lo social que nos mueve hacia una mayor incertidumbre del mundo. 

Una de las contribuciones mayores de la ciencia contemporánea es el descubrimiento del fenómeno de la entropía. Esto es, el descubrimiento de un principio que tiende en la dirección del caos, del desorden, de la desorganización máxima, el cual es constitutivo del universo físico y de la organización de lo vivo. La evolución tiene un componente autoerosivo muy fuerte y no hay por qué pensar que la relación de pareja vaya a estar exenta de la fuerza de esos componentes erosivos. 

En el discurso amoroso moderno la pasión aparece como una enfermedad entendida en términos médicos y tramitada desde toda una sintomatología: quererse morir la más evidente de todas. En este sentido, el fenómeno del delito pasional es una expresión extrema, el pasaje al acto, de una violencia que está puesta siempre, como posibilidad, en la relación de pareja común y silvestre. 

No obstante, el trayecto de la sociedad moderna, como sociedad individualizada, ha venido produciendo posibilidades de libertad y autonomía cada vez mayores. A medida que avanza la modernidad, vamos presenciando también el emerger de formas de vida y de sexualidad antagónicas a las normativas masculinas. Esto, junto con los conflictos que se producen entre los distintos sistemas (familiar, legal, laboral o educativo), en términos de viejas y nuevas expectativas de género, ha venido propiciando un estado de incertidumbre que incide igualmente con un incremento de las probabilidades de la violencia. 

Los productos culturales (películas, programas de televisión, canciones) son una buena manera de constatar esta libertad creciente bien sea porque hay mujeres que optan por “su amigo en el baño” o bien porque reconocen que “I kiss a girl and I like it”. 

A medida que avanza la modernidad, la intensificación de la individualización amenaza la vida de pareja, los soportes externos se desmantelan y las tensiones internas aumentan. El propio discurso amoroso va dando cuenta de sus elementos entrópicos (erosivos) los cuales tienen que ver con diferencias entre los géneros que ya no pueden seguir legitimándose. 

La violencia retorna a los lugares de donde hemos querido extirparla: el mundo de las relaciones personales y familiares. A su vez, el fenómeno del intimismo, esto es, la vigilancia constante sobre la vida del otro, tiene como efecto un sofocamiento de las relaciones personales que incide también en una violencia que tramita lo que aparece como un gran conflicto de colindancia, en el que lo más banal (un estacionamiento, el control del televisor, una disputa familiar, la más mínima provocación) se constituye en catalítico de la violencia. 

Finalmente, en la medida en que las soluciones al problema de la violencia son tanto o más violentas que la violencia que se pretende controlar, el efecto de esto es una escalada de violencia cada vez mayor en la que la capacidad de absorción social de la violencia aumenta cada vez más. Evidentemente, vamos hacia más violencia y la violencia contra las mujeres formaría parte de este trayecto. 

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