25.2.12

Lo justo y lo posible (S. Weil)

"El examen de lo que es justo sólo se realiza cuando hay la misma necesidad por las dos partes. Donde hay uno que es fuerte y otro que es débil, lo posible es ejecutado por el primero y aceptado por el segundo" (Tucídides, V, 89).

Así hablan en Tucídides los atenienses que han ido a dar un ultimátum a la desdichada y pequeña ciudad de Melos.
...
"El Amor", dice Platón, "no sufre injusticia, ni entre los dioses ni entre los hombres. Porque cualquier cosa que se haga al Amor, no se puede hacer por la fuerza, porque la fuerza no puede adueñarse del Amor. Y cuando actúa, no actúa por la fuerza: porque todos conscienten en obedecer en todo al Amor. Allí donde hay acuerdo por consentimiento mutuo, hay justicia, dicen las leyes de la ciudad regia".


Por ello la oposición de lo justo y lo posible en las palabras citadas por Tucídides es muy clara. Cuando en los dos lados hay la misma fuerza, se buscan las condiciones para un consentimiento mutuo. Cuando uno no tiene capacidad de rechazo, no se busca un método para obtener su consentimiento. Entonces sólo se examinan las condiciones que corresponden a las necesidades objetivas; solo se busca el consentimiento de la materia".

Simone Weil, "¿Estamos luchando por la justicia?", en Escritos Escenciales.

La parte más importante

"La parte más importante de la instrucción = enseñar lo que es conocer".

Simone Weil

-La Connaissance surnaturelle, Gallimard (1950), en Simone Weil, Escritos Esenciales, ed. Eric Springsted.

23.2.12

Foro: En la Barbería no se adjudica

Conversatorio en torno al perfil adjudicativo del Tribunal Supremo en materia de violencia de género a la luz de Pueblo v. Flores Flores y Pueblo v. Pérez Feliciano.

8.marzo.2012
6:00pm
Colegio de Abogados de Puerto Rico, Miramar
Con la Participación de:
-Lcda. Esther Vicente, Catedrática de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana

-Lcda. Érika Fontánez-Torres, Catedrática Asociada de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico

-Lcda. Verónica Rivera, Presidenta de la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados

-Lcda. Ana Paulina Cruz, Presidenta de la Comisión Penal del Colegio de Abogados

Invitan:
Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados
Programa Graduado en Justicia Criminal de la Universidad Metropolitana

 

19.2.12

Declaraciones y Análisis de Docentes UPR (2010-2012) sobre la Universidad y la Reforma

En los últimos tres años la Universidad de Puerto Rico ha enfrentado procesos  muy difíciles y complejos que incluyen un aceleramiento del desmantelamiento del proyecto de Universidad pública y de excelencia, dos huelgas estudiantiles, la entrada de la policía a varios Recintos del sistema, el arresto y la violación de derechos civiles a estudiantes y los pasos para una supuesta reforma universitaria de espaldas a la comunidad universitaria, incluyendo la preparación de un informe con recomendaciones de una comisión nombrada por el Gobernador.

A raíz de este último Informe (Informe del Comité Asesor del Gobernador), estudiantes y docentes -en diferentes instancias universitarias- se han estado reuniendo para analizar el informe y emitir sus pronunciamientos y recomendaciones. Ese es el caso, al menos, del Consejo de Estudiantes del Recinto de Río Piedras, el Comité del Senado Académico del mismo Recinto y varios Comités de facultades, como la de Derecho. Estoy segura que hay muchas más iniciativas en proceso. 

Para beneficio de este proceso y nuevo tramo que recorre nuestra comunidad universitaria, he trazado una mirada a los pronunciamientos y análisis que ha llevado a cabo el sector docente, en su mayoría de la UPR-Río Piedras, (porque es el recinto del cual formo parte), ya sea como colectivo, en grupos de trabajo o en su carácter individual sobre: (1) el concepto "Universidad", (2) la Universidad a la que aspiramos, (3) sobre la reforma universitaria y más reciente, sobre el último informe. Me he ceñido a estos puntos porque en este momento entiendo que son los más neurálgicos, aunque reconozco que ha habido muchos otros escritos sobre los momentos de crisis que hemos enfrentado en los últimos dos años, particularmente en el periodo de las huelgas estudiantiles y la entrada de la policía.

En lo que sigue podrán acceder a una recopilación de estos textos que van desde el 2010 hasta la actualidad. Esto con el objetivo de que la riqueza de estos análisis y miradas no se pierda, que lo expresado contribuya al proceso que se está llevando a cabo y para promover que estas ideas se mantengan en discusión. Hay mucha riqueza en estos textos que no se debe pasar por alto.

(Aquí incluyo los que han estado más a mi alcance, pero por supuesto, ha de haber muchos otros que se me escapan involuntariamente o que no han llegado a mi atención. Sugiero, por favor, que si alguien conoce de otros, los comparta por vía de comentarios en esta entrada para colgarlos por aquí.)

Sigamos.
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I. Declaraciones y Resoluciones de Docentes

-Declaración de los Profesores por una Universidad democrática de excelencia académica

28 de abril de 2010

-Manifiesto de los docentes de la UPR
- Asamblea del Claustro UPR, celebrada en Cayey
21 de mayo de 2010

-La Universidad que queremos
-Varios Profesores y Profesoras de la UPR

-Universidad democrática y del pueblo
, APPU
28 de octubre de 2010.

-Manifiesto de la Universidad sin Condición
- Varios Profesores, Profesoras y Estudiantes
Noviembre 2010.

-Rudo golpe a la UPR
, APPU
13 de enero 2011

-Resolución de docentes de la Escuela de Derecho de la UPR: Sobre nuestro posicionamiento ante la crisis universitaria

16 de febrero de 2011

II. Artículos, ponencias y ensayos

-Libro: ¿Utopías? Otras Universidades posibles- (Editorial Educación Emergente; editora Lissette Colón Collazo; varios profesores u profesoras del RUM).

-La Universidad y lo posible-
Efrén Rivera Ramos
22 de octubre de 2008

-La UPR necesita mirarse a sí misma con ojos serenamente críticos-
Marcia Rivera
mayo 2010

-¿Universidad democrática o Universidad sin condición?
- Bernat Tort
14 de octubre de 2010

-Epístola a José M. Saldaña
- Mara Negrón
28 de noviembre de 2010


-Por una Universidad comunista
- Bernat Tort
14 de diciembre de 2010

-La Universidad para las Empresas
- Margarita Mergal
14 de enero de 2011

-Entre lo común y lo público-
Madeline Román y Marlene Duprey
10 de marzo de 2011 



-Los economistas y la universidad- Sergio Marxuach  
23 de febrero de 2011

-Maniobra para la Estocada mortal a la Universidad- Rodolfo Popelnik
25 de febrero 2011 


-¿Epicentro o epifenómeno?: La universidad en la crisis-Juan Lara
25 de febrero 2011 

-De las Sombras a las Ideas-
Margarita Mergal
9 de marzo de 2011



-Un Fantasma recorre el campus universitario- Margarita Mergal
3 de febrero de 2012

-Bye, bye Platón-
Juan Otero Garabís
10 febrero 2012

-Sin sustancia informe de la reforma en la UPR- (Entrevista de Claridad a Marcia Rivera)

febrero 2012 

 
-El historiador se asoma a las huelgas y protestas de ayer y hoy- Samuel Silva Gotay

febrero 2012

III. Columnas



-La Fuerza de la Justicia contra la ley- Madeline Román
25 de abril de 2010 





-¿Bien público o mercancía? - Ethel Ríos Orlandi
18 de mayo de 2010

-El desmantelamiento de la Universidad - Rubén Ríos Ávila
20 de mayo de 2010


-UPR : es hora de disculparse -Ethel Ríos Orlandi
publicado en END-Voces p.70, 19 de octubre de 2011

publicado en END-Voces p.54, el 14 de diciembre de 2010 

-La UPR que queremos- Efrén Rivera Ramos
19 de enero de 2011

-El Futuro de la UPR es hoy
- (Entrevista de Claridad a Ana Matanzo)
14 de octubre 2011

-Universidad y Mercado-
Efrén Rivera Ramos
17 de enero de 2012

-La UPR Empresarial-
María Canino
16 de febrero de 2012 


13.2.12

Judith Butler: Kafka and The Poetics of Non-Arrival. 2011



Judith Butler, philosopher and author, talking about Kafka's parables and paradoxes. In this lecture, Judith Butler discusses the relationship between parable and reality, the philosophy of departure and arrival, the breakdown of language and the promiscuity of the "here" and "now" in relationship to Franz Kafka, Theodor W. Adorno, Walter Benjamin, Immanuel Kant, Jacques Derrida, Hannah Arendt, Georg Wilhelm Friedrich Hegel and Michel Foucault focusing on das Ziel, destination, indeterminacy, Ungeheures, monstrosity, the uncanny, a priori, transcendentalism, the messianic, theology, time and space. Public open lecture for the students and faculty of the European Graduate School EGS Media and Communication Studies department program Saas-Fee Switzerland Europe. 2011. Judith Butler.

12.2.12

ProBono activo!

Esta semana presenciamos dos de las varias actividades que están llevando a cabo los y las estudiantes de Derecho UPR como parte de su experiencia académica formativa en el Programa ProBono UPR. 

El Probono "Democracia y Participación Ciudadana", que orienta sobre los derechos y procesos disponibles para que los ciudadanos ejerzan sus derechos de participación y expresión, entre otros, acudió a la Escuela Margarita Janer, en Guaynabo, a ofrecer un taller a estudiantes de grado 11 y 12 sobre el derecho constitucional a la libertad de expresión. Allí no solo presentaron el derecho aplicable, sino que contestaron preguntas de situaciones reales o hipotéticas que los ávidos estudiantes de Escuela superior, presentaron. Hicieron un gran trabajo.



También esta semana el ProBono SOI (Servicios de Orientación al Imigrante), celebró una Jornada de Servicios y Orientación al Inmigrante. Hicieron una exhibición en el jardin interior de la Escuela sobre los problemas de inmigración en Puerto Rico y en otras partes del mundo y los casos que están pendiente ante los Tribunales, específicamente el caso de Arizona ante el Supremo de los EEUU. Además, presentaron el documental "The Other Side of Immigration" y llevaron a cabo un coloquio sobre estos temas con la Lcda. Julie Cruz Santana, Vice-Chair de la American Immigration Lawyers Association, Capítulo de Puerto Rico. 

Sabemos que el Programa ENLACE con escuelas públicas también tuvo su inauguración semestral con estudiantes de diversas escuelas del país. Más adelante pondremos detalles de esta actividad.

Que siga el ProBono!. Salud!

columna: Ácida (Mayra Montero)

12 de febrero de 2012

Ácida
MAYRA MONTERO
ESCRITORA
(en endi.com)

Suena muy fino lo de “crisis constitucional” cuando se habla del bajón bochornoso, de la riña grosera, del chisme impúdico y del reperpero colosal en que se ha hundido la más alta instancia judicial del País. Cualquier garata de cafetín tendría más decoro (y mucha más elegancia) que el espectáculo que están dando los nuevos jueces del Tribunal Supremo. Han entrado como elefantes a una cristalería. No ha habido momento más decadente en la historia de ese tribunal que el que atraviesa ahora. Por otro lado, todo el mundo especula, pero nadie en el País tiene muy claro lo que pasará, porque durante décadas los jueces del Tribunal Supremo se han comido lo que se han guisado. Crearon un mundo aparte dentro del universo judicial. En cierto sentido, han estado construyendo un primoroso Frankenstein que ahora rompe las correas, levanta la cabeza y destroza el laboratorio.

La perplejidad se debe a eso. La impotencia también. Y hasta la tibieza con que se pronuncian (cuando se pronuncian) las personas que tienen autoridad y sabiduría, pero que no son enérgicas porque arrastran alianzas, extraños compromisos, miedos profesionales y hasta una convicción insostenible de que las aguas volverán a su nivel.

Sin ánimo de desviarnos del eje central de la confrontación, que es el ignominioso acoso al juez presidente, sin intención de diluir el debate y mucho menos distraer la atención de los señalamientos políticos rotundos, -muy al contrario, para fortalecerlos-, hay que mirar atrás.

El Tribunal Supremo no ha sido precisamente una tacita de buenos propósitos y ética intachable. Demasiadas veces se ha impuesto la prepotencia y el silencio cómplice. Ni autocrítica ni valoraciones exhaustivas. En períodos muy puntuales de su trayectoria pecó por omisión, por inercia o por frivolidad.

Aquí debió levantarse el escándalo padre -o la madre de todos los escándalos- cuando los jueces de ese tribunal, con el apoyo de sus amigos en la Legislatura, empujaron la ley que les permite cobrar el cien por ciento del salario a la hora del retiro. Ellos mismos gestionaron ese premio, sin que nadie interviniera ni los cuestionara. Pero no sólo eso, sino que tomaron previsiones para que, en el caso de que se les aumentara el sueldo a los jueces en activo, también se les diera el aumento a los retirados.

¿Qué más se les antojó a sus señorías? Ah, sí: procuraron que, si fallecían, la pensión del cien por ciento le fuera transferida a la viuda o al viudo. Millones para el cónyuge sobreviviente. ¿Pueden estar los ciudadanos del País contentos con semejante tiburonería?

Pero hay más. Aun recibiendo esa más que generosa pensión que les paga el Estado con dinero de los contribuyentes, los jueces retirados del Supremo pueden salir de su torre de marfil cuando les da la gana y litigar en los tribunales como cualquier otro abogado. Si les conviene incluso llevan casos contra el mismo pueblo que les está pagando la pensión. Y tengo entendido que hasta el año 69 eso no podía hacerse. Pero de ahí adelante abrieron las compuertas, y como eran los reyes del mambo, nadie se atrevió a impedir esa inmoralidad.

Algunas de las conductas más arrogantes y antiéticas que se han dado en la historia de ese tribunal, no han partido de los jueces que actualmente componen ese foro. Hubo individuos tenebrosos y resbaladizos, nombrados por gobernadores del partido que ahora está en la oposición.

Las responsabilidades históricas hay que asumirlas, pues de nada sirve reaccionar a un evento si no se mira la cadena de hechos que lo hicieron posible. De haber nombrado un FEI hace unos años, y escarbado en los privilegios, las prebendas, los convites y las etílicas juntillas entre un juez y un abogado que tenía pendiente un caso decisivo en el más alto foro, el País en peso se hubiera ido de espaldas.

¿Dónde están los defensores del Tribunal Supremo, los grandes pensadores y exjueces, que se supone estén dedicados a dictar conferencias magistrales, escribir artículos o profundizar en los aspectos jurídicos y constitucionales del estado de Derecho?

No están. Unos se murieron y a otros les importa un cuerno. Con una pensión del cien por ciento y la oportunidad de que les caiga un aumento, más la ventaja de litigar con aires de grandeza en las pequeñas salas de los jueces de primera instancia, donde llegan mirando por encima del hombro y alzando la voz para intimidar al abogado de la otra parte, la verdad es que no tienen tiempo para reflexionar en el desbarajuste.

Dios ciega lo que quiere perder, decía un buen amigo ateo. En este caso, bastó que llegara una aplanadora con intereses económicos tajantes, muy urgentes, algunos vinculados a desmesuras ambientales como la del Corredor Ecológico, para que el Tribunal Supremo se convirtiera en tierra de sopapos, chismes y bravuconerías.

Lo habían debilitado con anterioridad un puñado de aprovechados que ya no están allí. Ahora llegan los nuevos y pisotean en el suelo húmedo.

La dialéctica no es color de azufre, pero sin ella es muy difícil comprender el rastro de la lluvia ácida.

11.2.12

Nuevo libro: La formación de juristas desde el contexto de servicio probono

Celebramos la publicación del libro La formación de juristas desde el contexto del servicio probono, de nuestra querida amiga y colega, la Profesora Ana Matanzo Vicens, Catedrática de la Escuela de Derecho de la UPR. Conocemos de primera mano la labor académica y las gestiones de la profesora Matanzo para destacar este tema en nuestro contexto de educación jurídica y para viabilizar su puesta en práctica mediante la creación del Programa ProBono de la UPR. La publicación de este libro permitirá ampliar más esta discusión y destacar aún más la importancia de esta dimensión en la educación jurídica.

A Ana, tantas gracias.

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En este libro la Profesora Ana Matanzo Vicens explora las nuevas tendencias y desarrollos que, en materia de la educación jurídica norteamericana, proponen un giro del llamado método del caso, hacia un proceso de aprendizaje más anclado en la experiencia y desde el contexto de la prestación de servicios legales pro bono. La enseñanza del Derecho desde esa dimensión de servicio, propone la autora, suple un escenario vivo que resulta idóneo para el desarrollo de las destrezas propias del quehacer profesional, a la vez que permite encauzar la formación de los valores y aptitudes de los abogados y abogadas que, como funcionarios del ordenamiento jurídico, han de ser plenamente conscientes de la inmensa responsabilidad social de su gremio.

5.2.12

La debacle está en otro lugar, no en la Constitución.

Comparto mi reflexión sobre la última situación surgida en el Tribunal Supremo.

Diría que es un error catalogar el estado de cosas respecto al Tribunal Supremo como “una crisis Constitucional”. Al menos si consideramos que en nuestro contexto, lamentablemente, la Constitución se ha convertido en un “texto” más de índole jurídico que de índole político. Me refiero a que tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos el texto constitucional ha dejado de ser en gran medida el margen de acción de la política que como tal permite tener los contenidos mínimos para las disputas ‘ético-políticas’ de lo que llama Chantal Mouffe el juego agónico y perenne del conflicto de lo político. La Constitución establece en principio los parámetros sobre los cuales jugaremos en sociedad a la política y organizaremos la comunidad política plural. Pero de eso, la Constitución ha pasado a ser un texto que solo se invoca por abogados y juristas, ya sea para el reclamo de derechos o para denunciar su violación, dejando así que “la última palabra” sobre la interpretación Constitucional la tenga el campo jurídico y en éste un Tribunal Supremo que será su custodio.

Un abordaje hiper-jurídico de la Constitución garantiza que ésta sea una que esté ocasionalmente y en todo caso, en ciertas pugnas de interpretación jurídica, pero difícilmente en pugna definitoria del campo de la política. Sabemos que nuestro sistema liberal descansa en una noción particular entre Política y Derecho que distingue estos ámbitos, lo que permite que el Derecho sea después de todo el que establezca “la última palabra” sobre la Constitución y prive a la comunidad política de la discusión y deliberación sobre asuntos que mediante “interpretación constitucional” de “expertos jurídicos”, se vacían de contenido político y se asumen como verdad jurídica. El debate sobre ciertos aspectos constitucionales, entonces, termina vedado al campo de lo político y se inserta en el campo de lo jurídico en el cual solo unos cuantos (pocos y generalmente muy homogéneos) tendrán el poder de la palabra y mediante una puja de poder interpretativo, la interpretación que prevalezca (todo es interpretación en el Derecho) solucionará y pretenderá dar fin a la disputa.

Siguiendo a Fernando Atria cuando problematiza que el Derecho asuma exclusiva y excluyentemente nuestras disputas como comunidad política, pienso que es desafortunado dejar en manos de la falaz neutralidad del Derecho el problema político que tenemos hoy día. Cito a Atria:

[t]endríamos que rechazar la afirmación de que el derecho es el medio a través del cual se resuelve el desacuerdo interpretativo acerca de la comunidad. El derecho representa un juicio interpretativo: que la noción de comunidad recuperada interpretativamente es una noción que coincide con los límites nacionales, y sus miembros son ciudadanos. Pero podría haber interpretaciones en competencia: la afirmación post-interpretativa podría ser que la comunidad relevante es la que formo yo y mis compañeros trabajadores, unidos contra la explotación capitalista, o mis compañeros pro-life, unidos en la defensa de la inviolabilidad de la vida (o, desde luego, mis compañeros pro-choice, unidos contra el sometimiento de las mujeres), o mis compañeros mapuches, unidos contra el huinca. (Fernando Atria, “Legalismo, Política y Derechos”, SELA 2002)

Y, más adelante, y más relevante aún, sigue Atria respecto al asunto del Derecho como posible ente para solucionar problemas y conflictos políticos:

Una vez que consideramos este tipo de conflictos vemos que la política no puede estar sujeta al derecho, porque el derecho no es una narrativa ‘maestra’ neutral de la comunidad, sino sólo una más en competencia. El juicio interpretativo arraigado en el Derecho define al conflicto político como siempre comunal en el sentido de que es siempre-ya un conflicto entre ciudadanos, lo que significa que los límites y la naturaleza de la comunidad no pueden ser discutidos. Al hacer esto, el derecho cumple una función ideológica, en tanto hace necesario lo que es contingente.

De ahí que mi contención es que hay que hacer un esfuerzo por evitar que el campo estrictamente jurídico -ya sea de facto o discursivamente- colonice la discusión de asuntos eminentemente políticos. Esa colonización jurídica impide la discusión y las posibles propuestas e iniciativas en el campo de lo político de temas ‘ético-políticos’ que urge atender. No es saludable dejar que sea la interpretación jurídica la que lo atienda porque nos allanamos a cierta estipulación que da una aparente solución al conflicto, por quienes precisamente, lejos de ser portavoces reales de razonamientos jurídicos, operan desde la política. Habría que traer la controversia a la comunidad política y esa noción de comunidad es siempre un asunto en pugna, cambiante e interpretativo:

Habiendo aceptado la noción de comunidad como un concepto interpretativo, “Debemos resistir la estipulación del conflicto como siempre-ya comunitario porque ello impone un a priori donde debería haber una cuestión reflexiva”. (Atria, citando a Christodoulidis; las negrillas son mías)

Y como bien dice Atria “esa estipulación lleva el nombre de Derecho”.

Es así como nuestra controversia más reciente sobre la acción de la mayoría del Supremo de adoptar reglas y ordenar la cancelación de un contrato de investigación en contra de la determinación del Juez Presidente, se convierte en un asunto jurídico a priori y sobre el cual opinarán quienes tienen el saber jurídico necesario para decir “lo que la Constitución verdaderamente dice”. La puja es entre posibles interpretaciones. Así, a mi entender, quienes alertan sobre las implicaciones perversas de la mayoría, mediante argumentos de interpretación jurídica, en el fondo terminan paradójicamente reforzando la perversidad del status quo. Si es un asunto de interpretación jurídica, siendo nuestro sistema uno que valida la palabra autorizada de una mayoría del Tribunal, es poco lo que se puede hacer. Es decir, en la situación que enfrentamos, Interpretación A vs Interpretación B, no resuelve el problema. A lo más que se puede llegar es a socavar, y con razón, la legitimidad de quienes usando el discurso del Derecho asumen claramente una agenda política e ideológica. Pero eso ya lo hemos dicho antes en casos, a mi entender, aún más graves que este. Otra alternativa es identificar, como hacen algunos teóricos del Derecho, a la Constitución como un documento vivo que debe estar en constante relación con la ciudadanía y el mundo de vida de la polis, y no dejar su uso e interpretación en las manos jurídicas exclusivamente. Eso requerirá de nuevos entendidos y premisas sobre “lo político”.

Habría entonces que hacer un esfuerzo como sociedad para que el asunto esté en el terreno de la política y estando ahí una se dará cuenta muy fácilmente que la disputa entre el Juez Presidente y los jueces de mayoría -identificados incondicionalmente con el Partido en el poder, pero no por eso indistinguibles en la política sobre otros asuntos- no es el mejor ejemplo para denunciar lo que está ocurriendo en el campo de la política. Solo para ofrecer un argumento, una podría entender y destacar el porqué para muchos y muchas el Juez Presidente no forma parte de “su comunidad política” respecto a sus intereses y visiones comunes, tan es así que muchos hubiesen querido o quieren ver atendido el asunto del alegado abuso de jueces respecto a sus escoltas o recursos del Tribunal, para fines exclusivamente privados. ¿Por qué no?

Tampoco me parece a mí que esta disputa, enmarcada desde el punto de vista “constitucional”, sea la mejor para denunciar las implicaciones que tiene lo que está ocurriendo a grandes rasgos en el país. El problema debe identificarse y tratarse como un problema de “lo político” que se materializa en “la política”.[1] Las diferencias y distinciones en los y las protagonistas políticos en la política puertorriqueña se han difuminado. El escenario partidista y de oposición es precario y las diferencias no pueden articularse efectivamente ni siquiera mediante conceptos amplios como “igualdad”, “justicia”, “libertad”, “democracia”, conceptos que por mucho tiempo han servido para enmarcar las diferencias y posturas filosófico-políticas. Se ha invisibilizado la diferenciación, por lo tanto el PNP puede, sin más y sin tapujos, hablar de “banquete total”, puede cerrar el hemiciclo, apagar micrófonos, eliminar el Colegio de Abogados, desmantelar la Universidad, en fin, ejercer su poder burdamente, sin una oposición con suficiente poder que articule discursos o alternativas distintas.

A estas alturas estamos hiper-claros que ese es el proceder del PNP, usar el poder burdamente. También estamos más que claras de que los jueces nombrados por el PNP al Supremo lo que hacen burdamente allí es garantizar la agenda de su partido y de sectores conservadores, independientemente del partido que sean. Listo. Pero la pregunta o reflexión que ahora procede es ¿Por qué y cómo es que pueden hacerlo? ¿Cuáles son las condiciones de “la política” en nuestro país que provocan (¿han provocado?) que hayamos llegado a ese punto?.[2] Es un asunto muy complejo, sobre el cual urge que reflexionemos con mucha energía y bajo otros parámetros y ópticas. Hay, sin embargo, unos asuntos que tenemos primero que aceptar y es que estamos ante una crisis de “la política” y de “lo político”, y que las formas en que hemos definido esta crisis están desgastadas y no abonan en nada a una transformación de la política capaz de atender los serios problemas estructurales que enfrentamos.

Entre otras cosas, habría que reconocer y develar explícitamente las semejanzas de quienes gobiernan y han gobernado y sus intereses comunes vis a vis los diferentes sectores gobernados. Reconocer también la pluralidad entre los grupos. Ahora bien, esta ecuación no puede hacerse mediante la distinción actual que divide a los partidos meramente conforme a la disputa de la relación Estados Unidos-Puerto Rico. Hay que reconocer urgentemente que en Puerto Rico hace falta fortalecer y articular lo que Mouffe llama un “pluralismo agonístico” que permita confrontaciones reales entre quienes tienen el poder, entre quienes se acercan a tenerlo y frente a quienes no lo tienen. Haría falta también aceptar que hay estrategias y discursos fallidos que se han perpetuado por parte de quienes tenemos visiones diferentes de mundo y buscamos una sociedad que se dirija hacia un proyecto de democracia más radical, que permita un mayor igualitarismo y provea para la justicia social e individual. Pero esto no se logra ni se logrará con meramente ver o atender el problema como una actitud contingentemente acaparadora y evidentemente arbitraria y excluyente del actual partido en el poder; mucho menos ante una “crisis constitucional” que se atiende aludiendo a una ‘más correcta’ interpretación jurídica. Si la narrativa imperante (el problema es el PNP), continúa después de un resultado electoral en su contra, se volverán a invisibilizar problemas estructurales serios. Si, por otro lado, el PNP revalida con una mayoría de votos, habría que preguntarse seriamente por las condiciones que propician ese estado de cosas. De una forma u otra tenemos un país en crisis que necesita lo antes posible plantearse los problemas políticos con la complejidad que merecen.

Regresando al último suceso en el Supremo, habría que preguntarse si para la agenda de los sectores económicamente desaventajados, para los grupos comunitarios, para los ambientalistas y, me atrevo a decir, para otros grupos como las mujeres y los por derechos LGBT, la última disputa que se ha venido a llamar “crisis constitucional” constituye su mayor crisis o digamos, una crisis definitoria. No quiero hablar por ellos ni ellas, pero pienso que no. Su peor problema, a mi entender, sobre todo si uno lo mira en términos de clase social, es la precariedad de la política en el país y el lugar de invisibilidad en el que se coloca lo político. El juego político es prácticamente nulo, por eso, pese a muchos esfuerzos de muchos sectores,  este gobierno no se inmuta en reconocer a sus otros y resulta muy difícil hacer la presión debida para que cambie sus políticas. Y eso es precisamente sobre lo cual debemos reflexionar. No contamos con una arena política de presión porque no parece haber distinciones reales que nos ofrezcan un grado de diferencias suficientes entre las opciones, al menos no lo suficiente en el debate público como para ocasionar erosión en la zona de comodidad en que el poder se encuentra. Usando palabras de Chantal Mouffe yo describiría la situación así:

[la] democracia no puede sobrevivir sin ciertas formas de consenso –que han de apoyarse en la adhesión a los valores ético-políticos que constituyen sus principios de legitimidad y en las instituciones en que se inscriben-, pero también debe permitir que el conflicto se exprese, y eso requiere la constitución de identidades colectivas en torno a posiciones bien diferenciadas. Es menester que los ciudadanos tengan verdaderamente la posibilidad de escoger entre alternativas reales. (Chantal Mouffe, El Retorno de lo Político: comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical, 1999).

De ahí que me parece que dos asuntos se imponen en nuestra reflexión: (1) ¿contamos nosotros con identidades colectivas articuladamente diferenciadas como para lograr detener lo que representa  el abuso y concentración de poder que el PNP ha desatado en este cuatrienio, para dirigirnos no a meramente su sustitución sino a una sociedad con mejores principios ‘etico-políticos? Y (2) ¿tenemos verdaderamente la posibilidad de escoger entre alternativas reales?. Ambas preguntas están relacionadas y mi respuesta sería que la crisis que tenemos surge de que tendríamos que responder que no a ambas preguntas.

Primero, la discusión sobre nuestras “posiciones bien diferenciadas” apenas se discute y a mi entender éstas están abocadas al fracaso si por “bien diferenciadas” se entienden  exclusivamente las posiciones frente al status. Ya estas posiciones no representan ni permiten develar las diferencias que nos mantienen en un estancamiento y hacia un empeoramiento vertiginoso de nuestra sociedad en lo que se refiere a calidad de vida, justicia social, problemas de violencia, salud mental, servicios de salud adecuados, educación, medioambiente, derechos individuales, como el aborto, los derechos sexuales y reproductivos, los reclamos de comunidades homosexuales, el desmantelamiento de la Universidad pública.

Aunque sobre estos temas a veces se habla, éstos surgen coyunturalmente, siempre en reacción y cuando hay oposiciones a proyectos específicos, pero colectivamente no contamos con una discusión que apunte a los grados de diferenciación que existen sobre estos temas al interior de los diversos partidos u organismos políticos constituidos formalmente. Es decir, sin querer simplificar, las élites dentro del PNP, el PPD, el PIP y otros sectores identificados como izquierda o no afiliados, tienen probablemente más opiniones en común sobre algunos de estos temas, con algunas excepciones, que otros sectores medios y de base que componen a su vez estos partidos y sectores no afiliados. Se trata de asuntos transversales, a veces trazados en líneas horizontales o diagonales entre partidos, que ya no pueden englobarse exclusivamente bajo las categorías tradicionales de preferencias o respuestas al asunto del status. De ahí que para mucha gente, asuntos como la presidencia del Tribunal Supremo y esa disputa de poder, no le signifique  implicaciones o cambios sobre su vida.

Pienso que una de las dificultades mayores es que para salir de muchos de los problemas estructurales que tenemos no hay una arena política capaz de brindarnos alternativas reales diferentes. Contar con una discusión sobre una gama de alternativas reales diferentes respecto a cómo atender temas estructurales es indispensable. “Sacar al PNP” no será suficiente. No estoy segura de que domesticar la agonía política que tenemos mediante la unificación contra el PNP, sacrificando u oscureciendo importantísimas diferencias, robustezca mucho nuestra esfera democrática: “El objetivo de una política democrática no reside en eliminar las pasiones ni en relegarlas a la esfera privada, sino en movilizarlas y ponerlas en escena de acuerdo con los dispositivos agonísticos que favorecen el respeto del pluralismo” (Chantal Mouffe, El Retorno de lo Político, página 14). Habría que reflexionar sobre el porqué de su fuerza manifestada en este cuatrienio y sobre el apoyo que generan. Lo que es más preocupante, habría que ir a la raíz del porqué nuestra sociedad se convierte cada día en una sociedad más conservadora a la que no parece preocuparle la concentración de poder o lo que para algunos de nosotros son políticas evidentemente anti-democráticas y violadoras de derechos. Creo que exigir retomar la discusión de la diferenciación y transformar las identidades políticas prevalentes es un paso importante.

Contar con esas diferencias y posibilidades para escoger es vital para una democracia radical. Nuevamente, usando la descripción de Mouffe, diría como ella que “la progresiva difuminación de las diferencias entre las nociones de derecha e izquierda (que se ha colapsado erróneamente en PR como sinónimo de posicionamientos en torno al status) que se comprueba desde hace ya bastante años se opone precisamente a esa exigencia”. Pienso que en PR la canalización de los conceptos izquierda y derecha mediante la exclusiva equiparación con posturas sobre el status, lamentablemente ha facilitado que las élites del PNP y las del PPD se mantengan en el poder cómodamente sin tener que puntualizar sobre aspectos de contenido relativo al espectro izquierda-derecha en sus propuestas. De ahí que el terreno de la política haya colapsado, esté estancado y nos encontremos en una situación como la que nos encontramos estructuralmente, siendo uno de sus peores síntomas institucionales la abierta y burda politización del Supremo. En otras palabras, la situación del Supremo no es una crisis en sí misma, es un síntoma nefasto de la enfermedad que arrastramos y que estamos descuidando desde hace mucho.

La pluralidad de sectores que nos oponemos a las políticas adoptadas por gran parte de quienes han ostentado el poder en los últimos años, debemos reflexionar y re-definir al “adversario” en “la política”. Para atender el problema pienso que nuestra comunidad política, lejos de ubicar al PNP como “enemigo”, al estilo Carl Schmidt, para “eliminarlo”, debe aceptar que dentro de éste, pero también dentro del PPD y de otros sectores llamados de izquierda (entre los cuales muchas veces no se hacen distinciones importantes), lo que hay son “adversarios” a los cuales tenemos que enfrentar, pero no mediante la demonización y homogeneización basada en su posición frente al status, sino mediante un intento para que salgan a la luz otras alineaciones transversales.

Para eso también tenemos que re-reflexionar sobre la “comunidad política” a la que pertenecemos y con la que nos identificamos. No me parece que en este momento de crisis debamos “colapsarnos” en una comunidad anti-pnp sin más. Tampoco que sigamos definiendo nuestra comunidad política exclusivamente bajo la oposición entre “yanquis o puertorriqueños”, permitiendo que otros problemas estructurales se invisibilicen a favor de las respuestas que cada grupo ofrece a nuestra relación con EEUU, en detrimento de otros asuntos que también constituyen “lo político”, y que quizás ahora son más urgentes. Habría que aprovechar la agonía política para sacar a la luz otras diferencias y semejanzas estructurales, esas que en un  momento se llamaron “izquierdas” y “derechas”. Desafortunadamente, estas líneas de referencia se han extinguido y “el abandono de la visión de la lucha política en términos de posiciones antagónicas entre la izquierda y la derecha … se ha visto acompañado de la aparición a toda referencia a apuestas diferenciadas. Así las cosas, ha habido un desplazamiento hacia una “república de centro” que no permite emerger la figura –necesaria por demás- del adversario; el antagonista de otrora se ha convertido en un competidor cuyo lugar se trata simplemente de ocupar, sin un verdadero enfrentamiento de proyectos”. (Mouffe, supra, página 17).

En resumen, la disputa al interior del Tribunal Supremo es sintomática del poder que ha logrado acaparar el sector dominante del PNP y eso, sin duda, debe atenderse. Lo que no me parece es que lo estemos atendiendo bien si lo identificamos solo por la vía jurídica-constitucional. Se trata de un asunto de la política y como tal habrá que tratarlo. Ahora bien, sin tener claras las diferencias entre las comunidades políticas en nuestro país, no habremos de propiciar para un futuro -ni cercano ni en el largo plazo- un juego político efectivo que ataje la situación de manera efectiva. Como dije en otro escrito, es necesario que las diferencias queden claras, no para suprimirlas, sino por el contrario, para fortalecer la política y las condiciones para la democracia.

Nuevamente, respecto a la última crisis en el Supremo y con todo el respeto, no me luce, que para muchos puertorriqueños(as) haya diferenciación respecto a la visión de mundo, los intereses y posturas que en ocasiones ha asumido el Juez Presidente y los otros jueces de mayoría. Por eso, no me sorprende que esto no sea una controversia neurálgica para la gran mayoría del país y no lo es porque la mayoría del país de a pie no vincula o ve diferencias entre éstos, diferencias que sean relevantes para su calidad de vida. 

El proceder del PNP y de estos jueces, particularmente en el uso del poder de criminalización y el detrimento de las premisas democráticas, sí es un asunto preocupante, pero, nuevamente, en nuestra pobre tradición de discusión política esos debates no son asuntos protagónicos y habría que promover que lo sean antes de exigir sin más que la gente se indigne o se “rebele”. Lamentablemente, también habría que decir que la criminalización y discriminación por condición de “raza” y pobreza, entre otras, la enfrentan muchos hace mucho tiempo y de eso poco se habla en la política, es más, intencionalmente se invisibiliza.

Por eso, habría que pensar en cómo lograr una reflexión que dé lugar a una política más plural, robusta y, sobre todo, diferenciada. Esto sería para mí una reflexión, en esta coyuntura, más urgente que cómo atajar esta supuesta crisis constitucional, o interpretar jurídicamente la resolución de la mayoría en el Supremo. La debacle está en otro lugar, no en la Constitución.

5 de febrero de 2012.
éft


[1] Estas distinciones entre lo político y “la política” las tomo de Chantal Mouffe: “lo político, ligado a la dimensión de antagonismo y de hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se manifiesta como diversidad en las relaciones sociales, y “la política”, que apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en condiciones que son siempre conflictivas, pues están atravesadas por “lo” político. Véase, El Retorno de lo Político (1999).
[2] Esta breve reflexión no tiene la pretensión de dar cuenta de eso, solo expone la necesidad de reflexionar sobre ello.

23.1.12

Pasantía Verano 2012

ANDA junto a la Sección de ambiente, energía y recursos de la American Bar Association (ABA), estarán auspiciando un internado para estudiantes de Derecho durante el verano de 2012.  

El Fellowship in Environmental Law está diseñado para alentar estudiantes cualificados a estudiar y seguir carreras en Derecho ambiental. El internado estará disponible a estudiantes en su segundo o tercer año (nocturnos) de Derecho.
El programa:
  • Estipendio de $5,000 (8-10 semanas mínimo) por trabajar en materias legales con ANDA.
  • Participación en actividades de la ABA
Elegibilidad:
  • Estudiante de primer o segundo año de Derecho (o tercer año nocturnos)
  • Miembros de algún grupo social o económicamente desaventajado u otro grupo poco representado, incluyendo edad, orientación sexual, discapacidad, transfondo cultural, lingüístico o geográfico.
Solicitud
  • Formulario de solicitud debidamente completado
  • Un resumé
  • Transcripción de créditos de bachillerato
  • Transcripción de crédito de estudios de Derecho (excepto estudiantes de primer año)
  • Un ensayo de un máximo de dos (2) páginas que describa su interés en asuntos ambientales y las razones para querer participar del Programa.
  • Dos (2) referencias, incluyendo una (1) de un profesor o profesora de Derecho.
Fecha límite: La solicitud completada y documentos relacionados deben ser enviado en o antes del jueves 1ro de marzo de 2012.
Más información ACA.

Supremo revoca resolución en caso del Corredor Ecológico del Noreste - El Nuevo Día

Supremo revoca resolución en caso del Corredor Ecológico del Noreste - El Nuevo Día

22.1.12

Un cuento de Cortázar para Derechos Reales.

Un cuento de Cortazar, propicio para el curso de Derechos Reales. A ver si este cronopio llamado Gómez se pasea por el L-2 durante el semestre. :-) (Abajo el audio de la narración por Cortázar) Gracias Ariadna!.

***
“Las Buenas Inversiones”
Julio Cortázar

Este breve cuento es en el fondo una historia de cronopios, solo que aquí el cronopio tiene un nombre, sin hablar de un calentador Primus y otras cosas, se llama Las buenas inversiones.

Gómez es un hombre modesto y borroso que sólo le pide a la vida un pedacito bajo el sol, el diario con noticias exaltantes y un choclo hervido con poca sal pero, eso sí, con bastante manteca. A nadie le puede extrañar entonces que apenas haya reunido la edad y el dinero suficientes este sujeto se traslade al campo, busque una región de colinas agradables y pueblecitos inocentes y se compre un metro cuadrado de tierra para estar lo que se dice en su casa. Esto del metro cuadrado puede parecer raro y lo sería en condiciones ordinarias, es decir sin Gómez y sin Literio.

Como a Gómez no le interesa más que un pedacito de tierra donde instalar su reposera verde y sentarse a leer el diario y a hervir su choclo con ayuda de un calentador Primus, sería difícil que alguien le vendiera un metro cuadrado, porque, en realidad, nadie tiene un metro cuadrado sino muchísisimos metros cuadrados, y vender un metro cuadrado en mitad o al extremo de los otros metros cuadrados plantea problemas de catastro, de convivencia, de impuestos y además, es ridículo y no se hace, qué tanto. Y cuando Gómez, llevando la reposera con el Primus y los choclos empieza a desanimarse después de haber recorrido gran parte de los valles y las colinas, se descubre que Literio tiene entre dos terrenos justo un rincón que mide un metro cuadrado y que por hallarse entre dos solares comprados en épocas diferentes posee una especie de personalidad propia, aunque en apariencia no sea más que un montón de pasto con un cardo apuntando hacia el norte.

El notario y Literio se mueren de risa durante la firma de la escritura, pero dos días después, Gómez ya está instalado en su terreno en el que pasa todo el día leyendo y comiendo hasta que al atardecer regresa al hotel del pueblo donde tiene alquilada una buena habitación, porque Gómez será loco pero nada idiota, y eso hasta Literio y el notario están prontos a reconocer, con lo cual el verano en los valles va pasando agradablemente aunque de cuando en cuando hay turistas que han oído hablar del asunto y se asoman para mirar a Gómez leyendo en su reposera.

Una noche un turista venezolano se anima a preguntarle a Gómez por quó ha comprado solamente un metro cuadrado de tierra y para qué puede servir esa tierra, a parte de colocar la reposera, en tanto el turista venezolano como los otros estupefactos contertulios, escuchan esta respuesta: Usted parece ignorar que la propiedad de un terreno se extiende desde de la superficie hasta el centro de la tierra: ¡Calcule entonces!.- Nadie calcula, pero todos tienen la visión de un pozo cuadrado que baja, baja y baja hasta no se sabe dónde y de alguna manera eso parece más importante que cuando se tienen trece hectáreas y se tiene que imaginar un agujero de semejante superficie que baje, baje y baje. Por eso, cuando los ingenieros llegan tres semanas depués, todo el mundo se da cuenta que el venezolano no se ha tragado la píldora y ha sospechado el secreto de Gómez, o sea, que en esta zona debe haber petróleo.

Literio es el primero en permitir que le arruinen sus campos de alfalfa y girasol con insensatas perforaciones que llenan la atmósfera de malsanos humos, los demás propietarios perforan noche y día en todas partes y hasta se da el caso de una pobre señora que, entre grandes lágrimas, tiene que correr la cama de tres generaciones de honestos labriegos, porque los ingenieros han localizado una zona neurálgica en el mismo medio del dormitorio. Gómez observa de lejos las operaciones, sin preocuparse mayor cosa aunque el ruido de las máquinas lo distrae de las noticias del diario. Por supuesto, nadie le ha dicho algo sobre su terreno y él no es hombre curioso y sólo contesta cuando le hablan, por eso responde que no cuando el emisario del consorcio petrolero venezolano se confiesa vencido y va a verlo para que le venda el metro cuadrado, el emisario tiene órdenes de comprar a cualquier precio y empieza a mencionar cifras que suben a razón de cinco mil dólares por minuto, con lo cual al cabo de tres horas, Gómez pliega la reposera, guarda el Primus y el choclo en la valijita y firma un papel que lo convierte en el hombre más rico del país, siempre y cuando se encuentre petróleo en su terreno, cosa que ocurre justamente una semana más tarde, en forma de un chorro que deja empapada a la familia de Literio y a todas las gallinas de la zona.

Gómez, que está muy sorprendido se vuelve a la ciudad donde comenzó su existencia y se compra un departamento en el piso más alto de un rascacielos, pues ahí hay una terraza a pleno sol para leer el diario y hervir el choclo sin que vengan a distraerlo venezolanos sabiesos ni gallinas tejidas de negro con la indignación que siempre manifiestan estos animales cuando se les rocía con petróleo bruto.



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