4.7.09

la izquierda y lo identitario

El profesor de Derecho y querido amigo Juan Pablo Mañalich nos envía este provocador artículo de Le Monde (Bo Rothstein, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.), publicado en La Nación (Chile). El tema -que estuvimos discutiendo con alguna informalidad durante el semestre- es el de las implicaciones de las políticas y los reclamos identitarios. ¿Puede hablarse de una izquierda estadounidense? ¿Constituyen los movimientos identitarios en ese país una izquierda que pueda entenderse como oposición efectiva a las políticas liberales hegemónicas allí? ¿Proveen las políticas identitarias para avanzar cambios de carácter estructural? ¿Cómo nos insertamos nosotros en este asunto? ¿cómo definimos nuestra izquierda y cómo estas políticas identitarias se escenifican aquí?

Ese ha sido el tema de mesa y en este artículo, la respuesta a estas preguntas es que no. De hecho, en el artículo se culpa a las políticas identitarias de provocar el fracaso de los gobiernos de izquierda en Europa aún cuando con el clima de inestabilidad del neoliberalismo se hubiese esperado que los gobiernos de izquiera ganaran:

"...¿Por qué los partidos de izquierda han sido incapaces de transformar en una cuestión polí tica estas constataciones empí ricas? La reducción de las desigualdades sociales y económicas mediante diversos sistemas de protección social, servicios sociales y una enseñanza pública de calidad parece pagar. Esa fue tradicionalmente la estrategia de la izquierda y los críticos neoliberales de esta ideologí a polí tica hoy fracasan. Habida cuenta del hundimiento de los mercados financieros, de la derrota ideológica del programa neoliberal y de las múltiples investigaciones que ponen en evidencia las ventajas de una mayor igualdad social y económica, la izquierda debiera haber ganado.

La razón de este fracaso no es tan evidente. Una posibilidad es el abandono por la izquierda en Europa de su más antiguo y mejor aliado, a saber, el proyecto de una  polí tica que se apoye sobre la idea de la Ilustración, y su idea concomitante de la existencia del hombre universal, y de allá los derechos humanos universales. En lugar de eso, las prioridades políticas de los partidos de izquierda se han hallado dominadas por un pensamiento posmodernista, antiempirista e intelectualmente oscuro. Este pensamiento parece incapaz de imaginar que una polí tica pueda reposar en una combinación de visiones ideológicas de lo que es normativamente bueno y de estudios empíricos sobre lo que es posible en el plano práctico. Del mismo modo, la izquierda en gran parte ha abandonado la idea de una polí tica fundada en los derechos humanos universales y ha sido sobrepasada por lo que llaman la polí tica identitaria. En lugar de impulsar una política para todos, la izquierda se ha convertido en un conglomerado de fuerzas que se esmera en poner por delante los intereses de diversos grupos cuyos miembros se consideran oprimidos debido a su identidad común y marginalizada, trátese de raza, de religión, de orientación sexual, de especificidad de sexos, de intereses culturales, de handicaps fí sicos y mentales, etc.

Casi por definición, la política identitaria es antimayoritaria y factor de divisiones. Así  es como esta forma de polí tica creó de facto una mayoría contra ella misma, pues se apoya en una ideología que pone en primera lí nea la movilización política contra la mayoría. Es igualmente muy difícil constituir una mayorí a polí tica sobre la adición de políticas identitarias, ya que, en realidad, esos grupos diversos tienen muy pocas cosas en común. Así , los homosexuales tienen poco que compartir con la mayoría de los inmigrantes de los países del Medio Oriente, que tienen a su vez pocas posibilidades de comprender las políticas formuladas por personas afectadas, por ejemplo, de obesidad. Las injusticias y la marginalización resentidas por los diferentes grupos son específicas de cada uno de ellos y no pueden ser generalizadas a los otros.

La consecuencia práctica de esto es que la prioridad otorgada previamente por la izquierda a programas sociales universales ha sido reemplazada por programas que se dirigen a grupos identitarios especí ficos. De esta manera, la polí tica de izquierda, más que agrupar, se ha hecho antimayoritaria. En conclusión, el giro posmodernista del pensamiento político de izquierda ha marginado su proyecto político tradicional; y eso ha desembocado en esta sorprendente derrota electoral".

¿Estamos de acuerdo con Rothstein? ¿Qué podemos decir de este tema en el contexto estadounidense? ¿en el nuestro? Gracias Juan Pablo por provocarnos a continuar el debate desde la distancia!

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