Comparto aquí dos maravillosas reflexiones de dos estudiantes de la Escuela de Derecho UPR sobre las razones para el conflicto huelgario y las respuestas que éstas le ofrecen a aquellos y aquellas que les cuestionan su participación. Las estudiantes son Irisel Collazo, de tercer año, y Noeli N. Pérez, de segundo. A ellas mi admiración y respeto y el agradecimiento por escribir estas líneas y compartir su proceso con el país de ahora y el del futuro.
El ensayo de Irisel El Dilema de la UPR frente a mi graduación puede verlo en su blog Garabato Mental.
El ensayo de Noeli lo transcribo:
Hace unos días, un familiar que me quiere y a quien amo me expresó que mi protesta es producto de mi ingenuidad, de un sentimiento de rebeldía de juventud y que miraría el mundo de manera distinta cuando terminara mi carrera y saliera a trabajar al mundo real. La realidad es que no he podido dejar de pensar en eso y quiero compartir con ustedes mis razones.
Protesto porque aunque comprendo que existe un déficit y que el gobierno actualmente no puede ni subsidiarse a sí mismo, entiendo de buena fe que la Universidad debe protegerse y que se trata de un asunto de prioridades. La educación pública no puede ser una cuestión de acceso, es una prioridad. La Constitución la trata como tal, los puertorriqueñ@s la valoran como tal, permite la movilidad social y es mi responsabilidad como estudiante actual que se beneficia del sistema cuidarla para que mis hij@s y sus pares se beneficien de ella también.
Protesto porque quiero diálogo y aborrezco la intransigencia del Sr. de la Torre, porque tengo derecho a conocer la exacta situación financiera de mi Universidad antes de que me suban arbitrariamente el precio de matrícula y porque no estoy de acuerdo con el recorte de diez millones de dólares al presupuesto para mi Alma Máter, el Colegio de Mayagüez.
Protesto porque me parece injusto que se le retire la exención de matrícula a un estudiante sobresaliente, a un atleta o a un músico mientras no se tocan las exenciones de los hij@s de los empleados de la Universidad. Nada en contra de ell@s, pero esto podría permitir que un estudiante que por dejadez tenga un aprovechamiento académico mediocre estudie gratis mientras otro que tenga buenos números pueda quedarse sin exención.
Protesto porque creo que Marx tenía razón cuando decía en su Teoría del Conflicto que la sociedad no es un ente armonioso, sino que se compone de grupos cuyos intereses chocan y que los cambios se logran cuando estos grupos ejercen presión. Porque aunque en el peor de los escenarios al final del camino no se logre nada en términos cuantitativos, o no se de la negociación, el haber hecho nuestra parte crea controversia, nos pone en el ojo público y hace que la gente se entere de qué está pasando con su Universidad, piense y se cuestione cosas. Entonces, la huelga no detiene el proceso educativo si no que lo enriquece, porque el mayor logro de la Universidad en un estudiante es dotarle de una visión crítica que le deje cuestionando absolutamente todo.
Protesto porque si nadie hace nada, nada pasa, porque sí creo que un Puerto Rico más justo es posible, porque ejerzo plenamente mi derecho a la libertad de expresión y porque quiero ser ingenua toda la vida si todo esto implica ser ingenua.
Protesto porque si me quedo sentada en mi casa aprendiéndome códigos, casos y tratadistas para luego recitar derecho positivo como un papagayo, me sentiría culpable cada mañana cuando me encuentre los ojos en el espejo.
Protesto porque aunque comprendo que existe un déficit y que el gobierno actualmente no puede ni subsidiarse a sí mismo, entiendo de buena fe que la Universidad debe protegerse y que se trata de un asunto de prioridades. La educación pública no puede ser una cuestión de acceso, es una prioridad. La Constitución la trata como tal, los puertorriqueñ@s la valoran como tal, permite la movilidad social y es mi responsabilidad como estudiante actual que se beneficia del sistema cuidarla para que mis hij@s y sus pares se beneficien de ella también.
Protesto porque quiero diálogo y aborrezco la intransigencia del Sr. de la Torre, porque tengo derecho a conocer la exacta situación financiera de mi Universidad antes de que me suban arbitrariamente el precio de matrícula y porque no estoy de acuerdo con el recorte de diez millones de dólares al presupuesto para mi Alma Máter, el Colegio de Mayagüez.
Protesto porque me parece injusto que se le retire la exención de matrícula a un estudiante sobresaliente, a un atleta o a un músico mientras no se tocan las exenciones de los hij@s de los empleados de la Universidad. Nada en contra de ell@s, pero esto podría permitir que un estudiante que por dejadez tenga un aprovechamiento académico mediocre estudie gratis mientras otro que tenga buenos números pueda quedarse sin exención.
Protesto porque creo que Marx tenía razón cuando decía en su Teoría del Conflicto que la sociedad no es un ente armonioso, sino que se compone de grupos cuyos intereses chocan y que los cambios se logran cuando estos grupos ejercen presión. Porque aunque en el peor de los escenarios al final del camino no se logre nada en términos cuantitativos, o no se de la negociación, el haber hecho nuestra parte crea controversia, nos pone en el ojo público y hace que la gente se entere de qué está pasando con su Universidad, piense y se cuestione cosas. Entonces, la huelga no detiene el proceso educativo si no que lo enriquece, porque el mayor logro de la Universidad en un estudiante es dotarle de una visión crítica que le deje cuestionando absolutamente todo.
Protesto porque si nadie hace nada, nada pasa, porque sí creo que un Puerto Rico más justo es posible, porque ejerzo plenamente mi derecho a la libertad de expresión y porque quiero ser ingenua toda la vida si todo esto implica ser ingenua.
Protesto porque si me quedo sentada en mi casa aprendiéndome códigos, casos y tratadistas para luego recitar derecho positivo como un papagayo, me sentiría culpable cada mañana cuando me encuentre los ojos en el espejo.