En Puerto Rico, la pobreza se discute en términos de derechos humanos, como la violación de derechos socio-económicos. El problema es que la violación de estos derechos es comúnmente “impersonal, anónima y estructural.”[1] La pobreza es una forma de opresión encubierta en el que la que la persona se ve obligada a escoger entre la “humillación o la miseria.”[2] Decidir entre romper lazos comunitarios y ser trasladado a la vivienda que el gobierno decida o ser desalojados a la fuerza y vivir en la calle es el caso de los residentes de Villa del Sol.
La líder comunitaria dijo, “es cruel decidir por otra persona.” Ella cuestionó la toma de decisiones sobre su comunidad por parte del gobierno sin consultarles privándoles así de la oportunidad de ser parte integral del desarrollo de su comunidad. No se trata exclusivamente de la falta de vivienda, tal y como expresara uno de los participantes que dijo, “ellos no son pobres, tienen carro, ropa, lo único que les hace falta es una vivienda.” La líder entiende que es algo más. Se trata de ser un fin para sí mismo, participar activamente en el desarrollo de su historia.
La pobreza es más que la falta de vivienda, comida, educación y salud. Es la falta de “capacidades humanas” “para ser y hacer lo que el individuo valora.”[3] Dichas “capacidades humanas” se ven afectadas, por ejemplo, debido a la falta de ingresos, educación y salud adecuada, libertades políticas o por las relaciones de poder.[4] Es decir, la mayoría de las capacidades están íntimamente ligadas a los derechos humanos, tanto los políticos y civiles como a los socio-económicos.
La perspectiva de “capacidades humanas” en el análisis de la pobreza permite ver más allá de la interferencia arbitraria del Estado,[5] los obstáculos que impiden el proceso de apoderamiento del ser humano “para ser y hacer lo que valora.”[6] Por ejemplo, un sistema puede garantizar el derecho a la participación política mas la falta de medios o conocimiento para participar en los mecanismos formales de participación ciudadana no permitir ejercer ese derecho. Entonces, la lucha en contra de la pobreza lo que requiere es promover las oportunidades y capacidades del individuo para luchar por “la libertad de crear y construir, para cuestionar y aventurarse y no sólo para estar libre de hambre.”[7]
Una persona le preguntó a la líder comunitaria que, cuáles han sido las estrategias legales, refiriéndose lo más probable a demandas, para vindicar los derechos humanos violados por el gobierno durante el proceso de desalojo forzoso. Ella respondió que, los abogados les enseñaban sobre las leyes y los procedimientos y en base a ello la comunidad analizaba las estrategias a seguir. Al ser tratados como sujetos capaces de construir su historia, la dignidad humana de los residentes de Villa del Sol es respetada. Esto a su vez los apodera para ser participantes activos en el desarrollo de su comunidad. Es así como la residente de Villa del Sol enseñó una gran lección. La promoción de los derechos humanos se extiende a las relaciones humanas basadas en dignidad y solidaridad.
[1]Este punto es debatible. Marc Fleurbaey, Poverty as a Form of Oppression, in Freedom from Poverty 133, 146-147 (Thomas Pogge ed., Oxford University Press 2007).
[2] Id. at 150.
[3] Martha C. Nussbaum, Capabilities and Human Rights, 66 Fordham L. Rev. 273, 275 (1997).
[4] Sandra Fredman, Human Rights Transformed, Positive Rights and Positive Duties 5 (Oxford University Press 2008) (citing Amartya Sen in Development as Freedom (Oxford University Press 1995).
[5] Id.
[6] Martha C. Nussbaum, Poverty and Human Functioning: Capabilities as Fundamental Entitlements, in Poverty and Inequality 54-55 (David B. Grusky & Paula England eds., 2006).
[7] Paulo Freire, Pedagogy of The Oppressed 44-50 (Myra Bergman Ramos trans., Continuum 30th Anniversary ed. 2008) (1970).